Las predicciones se cumplieron respecto del voto latino. Esta comunidad se posicionó, por primera vez, como el segundo grupo poblacional más grande en los Estados Unidos, con 60.6 millones de personas, de las cuales 32 millones eran elegibles para votar en este 2020.
En su mayoría —un 66 por ciento, según Edison Research—, de las y los hispanos votaron por el Partido Demócrata, pero el presidente Trump mejoró su desempeño con el grupo, logrando el 32 por ciento de sus sufragios, contra el 28 por ciento de 2016.
Se proyectaba que 32 millones de personas hispanas serían elegibles para votar en 2020, y que su participación podría ser decisiva en estados clave donde su población es considerable: después de California, con 7.9 millones de personas latinas elegibles para votar, Texas tiene una población de 5.6 millones, y Florida de 3.1 millones. Arizona tiene 1.2 millones de latinas y latinos que pueden votar, y en Nuevo México representan el 43 por ciento de toda la población registrada.
“La economía, la política de salud y la gestión de la pandemia actual fueron temas determinantes para el voto latino”.
Latino Decisions publicó un dato interesante: después de que el presidente Trump se contagiara de COVID-19, su aprobación bajó a un 21 por ciento entre la comunidad, y la del candidato Biden subió siete puntos, para ubicarse en un 67 por ciento.
Sin embargo, el supuesto de que las y los latinos generarían una ola de votos para el Partido Demócrata no necesariamente se cumplió, pero tampoco fue una sorpresa. Las preferencias difieren entre subgrupos, lo que confirma que no existe un solo voto latino, sino que se trata de un grupo heterogéneo, cuyas preferencias son influidas, entre otros factores, por su lugar de origen y la cercanía con la experiencia migratoria: quienes tienen una más reciente tienden a favorecer al Partido Demócrata, mientras que quienes tienen familias que han estado en la Unión Americana por lo menos tres generaciones votan por el Republicano.
En Florida, la población cubanoestadounidense y las personas de origen sudamericano, particularmente las que tienen lazos en Venezuela, reportaron una mayor preferencia por el presidente Trump; también los hombres latinos en Texas y los hombres jóvenes en Arizona, con el 46 y el 42 por ciento, respectivamente.
En algunos de los condados fronterizos de Texas, el candidato Biden ganó, pero con un menor margen al de Hilary Clinton en 2016. Por el contrario, en Arizona, una parte importante del viraje hacia el Partido Demócrata se atribuye a las personas latinas jóvenes y a organizaciones de base que por años se han movilizado para lograr que las y los latinos ejerzan su voto.
De acuerdo con Advertising Analytics, la campaña demócrata invirtió 20 millones de dólares en anuncios en español —más del doble que la republicana—; sin embargo, también sabemos que, según políticos y activistas hispanos, no se hizo lo suficiente para atraer a una comunidad latina que es diversa y compleja. Sólo hacia el final de la contienda la campaña demócrata puso mayor atención en esta comunidad.
Respecto al porqué el presidente Donald Trump ganó terreno entre la población hispana, se dice que ello obedece a que entendió las motivaciones (individualismo económico, libertad religiosa, y ley y orden) de quienes ya lo apoyaban, además de que, aparentemente, resultó efectiva la campaña que vinculaba al Partido Demócrata con el socialismo.
Es de esperarse que los resultados de las elecciones repercutan en las nuevas estrategias de ambos partidos respecto a la comunidad latina. Habrá también que ver si los liderazgos de los subgrupos adelantan una visión integradora que la posicione como bloque, para así atraer mayor atención e inversión política a nivel nacional.
ricardomonreala@yahoo.com.mx
Twitter y Facebook: @RicardoMonrealA