La necesidad tiene cara de hereje, dice el refrán y quedarse en casa como medida anti-covid, fue tan efímero como el temor de morir o contagiar a los seres queridos. Muchos perdieron sus empleos con el cierre de escuelas, hoteles, restaurantes, centros deportivos, gimnasios, centros culturales y toda la cauda de fuentes de empleo que no es indispensable para subsistir a la generalidad pero que si lo era para las familias que vivían de ello. Por ejemplo, con las actividades escolares virtuales ¿cuántos profesores, profesionistas, toda la amplia gama de proveedores de este ramo, incluso cuántos alumnos que no pueden continuar la escuela están desempleados?
Es indudable la realidad del virus y su porcentaje de mortalidad, pero también lo es, que la política internacional con que se ha manejado impone un toque de queda al mundo y sus habitantes. La inmovilidad temporal traerá cambios drásticos que hoy no imaginamos. Al inicio de la pandemia creíamos que cuarenta días de encierro eran suficientes. A cada plazo vencido se agregaba otro y quienes esperaron y hasta gastaron sus ahorros en la creencia de regresar a la normalidad, hoy están en serios problemas económicos. Que la pandemia no acabará este año, dicen ahora las autoridades, que puede complicarse con la influenza, con el dengue, que quizá se requiera otro año para domarla, que estamos sujetos al éxito de las vacunas aún en fase experimental. Si no hay de otra esperaremos ¿y los desempleados de esta primera etapa y los que se sumen conforme se alargan las políticas de restricción impuestas por quién sabe quién?
Es cierto que los mexicanos somos creativos, aventados, irreductibles si de mantener a la familia se trata, pero el gobierno estatal y los municipales deberían actuar en consecuencia e implementar medidas y acciones que permitan trabajar “en lo que sea” a los miles de desempleados que hay en Querétaro. Podrían comenzar con modificar sus reglamentos para los que quieren vender “algo” en la calle o en negocio establecido. Mucho se habla de ser emprendedor, ¿y las facilidades para ello? El mundo está cambiando y no de la mejor manera, pero los gobiernos siguen estáticos, la burocracia es la misma y peor.
Los gobiernos deben corresponder a la creatividad y buena voluntad de la gente. Un ejemplo del que me consta su éxito se dio en la crisis económica y política nacional, entre los años 1994 y 1997 siendo Presidente Municipal de la ciudad capital de Querétaro Jesús Rodríguez Hernández, quien implementó en las delegaciones municipales tianguis que ofertaran oficios diversos. Ahí, en una explanada o terreno cualquiera, sin mayor trámite y si con el respaldo municipal, la gente podía encontrar plomeros, electricistas, jardineros y hasta maestros de pintura o música; entre muchas acciones más como el empleo temporal.
Los que vivimos hoy son días de crisis. No se puede ocultar teniendo a medio vapor las actividades burocráticas, bancarias, judiciales, administrativas; no se puede ocultar la carencia levantando a los que sacan a vender alguna mercancía en su colonia o en su comunidad. Ya se ven en las esquinas grupos de harapientos o no, hambrientos o no, con cubrebocas o no, fingiendo enfermedades o no, adultos, niños, ancianos, hombres fuertes y mujeres no tanto, pero buscando limosna. La cuesta de enero está a la vuelta de la esquina y esta situación precaria solo tiene tinte de agravarse AL TIEMPO.