La buena noticia de esta semana que concluye es la llegada a Querétaro de Monseñor Fidencio López Plaza, quien en medio de la contingencia sanitaria ha sido aclamado en las redes sociales por el pueblo, que por primera ocasión no pudo acercarse a ese símbolo de unión, de fraternidad, de solidaridad que nos propone la Iglesia Católica.
El Padre Fide, como prefiere que le llamen, es un hombre de Dios distinto a los que Querétaro y los queretanos estamos acostumbrados a ver como jerarcas de la Iglesia Católica. Es un hombre sencillo orgulloso de su cuna y origen. A través de Facebook, la Diócesis de Querétaro transmitió en vivo la salida del Padre Fide de su casa familiar en San José Iturbide. Ahí, sus hermanos, cuñadas, sobrinos, le acompañaron a orar frente a la Virgen de los Dolores de Soriano, imagen pequeña y modesta. Antes de partir pidió a su anciana madre, estrella polar de esa numerosa familia, su bendición. Si hace cinco años, el mismo pueblo de San José Iturbide le despidió rumbo a los Tuxtlas, con procesiones, cohetes y algarabía, hoy el silencio impuesto por la pandemia fue la rúbrica de partida.
Una vez en Querétaro y a través de las diversas ocasiones en que el nuevo Obispo, el décimo, se dirigió a los escuchas, fueran presenciales o a distancia, enfatizó en el rescate del tejido social tan deteriorado. Ese tejido hecho por pobres y ricos, por jóvenes, niños y adultos, por creyentes o no de esta o cualquier religión, pero que hoy se encuentra en riesgo de ruptura por las desigualdades tan marcadas. Tan fundamental es poner los pies en la tierra, caminar de cerca a la gente, escuchar al afligido lo mismo que al sabio, consolar al enfermo y al triste, que nuestro nuevo Obispo retoma, para dejar asentada su línea de trabajo, las palabras del Papa Francisco acerca de su propuesta de la Iglesia del tercer milenio: “sueño con una opción misionera, capaz de transformarlo todo, para que las costumbres, los estilos, el lenguaje, los horarios, toda estructura eclesial se convierta en un cauce adecuado para la evangelización del mundo actual más que para la autopreservación de la iglesia.”
El último renglón es verdaderamente revelador de lo urgente que es evangelizar, para salvar antes que para preservar a la misma Iglesia. Dejar a un lado la importancia de la cabeza, de la milenaria institución para salvar a los hijos. Excelente comienzo. Tratándose del Padre Fide veremos en adelante trabajo y más trabajo. AL TIEMPO.