Por Miguel Ángel Álvarez
El 1 de octubre del año que viene, Francisco Domínguez Servién entregará el Gobierno que dirigió 6 años.
“Ha sido un año extremadamente difícil para todos” y en especial para él, lo ha dicho en público y en privado recientemente.
Al final del sexenio, Domínguez viene cargando con una serie de acusaciones, algunas políticas, otras mediáticas, pero, al final, señalamientos que hablan sobre la corrupción, el dinero enmaletado y empaquetado por un hombre que siempre ha sido de sus mayores confianzas: Guillermo Gutiérrez Badillo, su exsecretario privado, cesado ante el videoescandalo difundido y luego retransmitido en la conferencia mañanera en Palacio Nacional.
Señalado por el inquisidor del 2020, Emilio Lozoya, al exdirector de PEMEX, le consta, según él, en declaraciones a la Fiscalía General de la República, que el grupo de Domínguez y otros exsenadores, formó parte un grupo de ‘extorsionadores’ para vender los votos necesarios para la aprobación de las reformas del aquel sexenio, en particular la energética. Hecho que aún está por probarse.
Lo cierto es que, desde las revelaciones de Lozoya, Domínguez es otro, más cauto y cuidadoso en sus palabras.
Domínguez comienza el último jalón del sexenio, en el que se olvidan las lealtades, los juicios de toda índole aparecen y los ‘amigos’ comienzan a dejar de serlo.
Además, el proceso electoral para sucederlo ha comenzado.
Francisco Domínguez, ferviente creyente de impulsar siempre una figura para sucederlo, de apostarle a la permanencia de su legado, ha apuntado sus baterías, y viene encumbrando desde la sociedad, al empresario Queretano Mauricio Kuri, su amigo personal desde hace años.
En un último jalón, Domínguez dirige la operación panista del 2021, a través del presidente del PAN, otro de sus allegados más cercanos, Agustín Dorantes, para alinear y planchar lo que se requiera para que la candidatura de Kuri, sea de unidad.
Y así parece que sucederá.
Enfrentado con grupos al interior de su partido, Domínguez ha impuesto sus formas, ha vetado a quienes no han sido de su confianza, y eso ha provocado división.
Ahora, su más acérrimo rival político en Querétaro, Ricardo Anaya, ha reaparecido y Domínguez deberá, ineludiblemente, negociar con ese grupo para las candidaturas que impulse el PAN en el 2021.
Anaya es además, quien le allanará o no, sus aspiraciones a un cargo nacional después de ser Gobernador.
Sospechosamente, en el año pre-electoral, hay exalcaldes de su partido (PAN) perseguidos; Marcos Aguilar y sus excolaboradores, son muestra de ello, hay otro exalcalde encarcelado, y advertidos otros de alinearse con las formas de Domínguez.
Inédito.
Es el término del sexenio, en el que vienen las evaluaciones.
La seguridad, la presencia de células delincuenciales en Querétaro, la movilidad, el transporte público de Querétaro, cuya modernización tanto se prometió sin lograrlo. Todo quedó en un mero intento, las concesiones desaparecieron en 5 años y se creó un monopolio, con el que ahora habrá que lidiar.
Se privatizó el problema.
Menos días Gobernador.
8 meses y 7 días corren a partir de ahora, para que los ciudadanos de Querétaro, decidan el rumbo del siguiente sexenio.
8 meses y 7 días para que sus formas, sus modos y sus imposiciones se terminen como Gobernador de Querétaro.
Menos días.