“Cuando despertó el dinosaurio seguía allí”, pues a los mexicanos nos pasó lo mismo que con la fábula de Monterroso. Después de la venta de boletos para el avión, toda una pesadilla para burócratas, empresarios, miembros de Morena, simpatizantes del Presidente y legisladores. Bueno, pues cuando todos despertamos, el avión seguía allí. A la pérdida de tiempo del Presidente en el asunto, al que concedió una prioridad superior a la pandemia y al pésimo negocio de la rifa, se sumó la burla de la prensa internacional. Y al final, el avión sigue allí, deteriorándose, devaluándose; despilfarrándose el dinero del pueblo.
Concluido el circo del avión, ahora López Obrador se saca de la chistera la convocatoria de una consulta para juzgar a varios ex presidentes. En forma unánime especialistas, hasta simples estudiantes de Derecho, han afirmado que la convocatoria es absolutamente inconstitucional. Obviamente el Presidente lo sabe, lo sabe muy bien. Durante la campaña presidencial, Ricardo Anaya se comprometió que, de llegar a la presidencia, sometería a juicio a Calderón y a Peña Nieto. Para avalar su intención afirmaba: “El que la haya hecho, la tiene que pagar. Ni perdón ni olvido, sean del partido que sean. Este principio aplica a todos sin distingo, sin importar la jerarquía del cargo público”.
López Obrador de inmediato lo acusó de demagogo y desafió al entonces candidato Anaya a explicar cómo metería a la cárcel a Peña Nieto y a Calderón. Dijo: “Anaya quiere sacar raja con lo de los ex presidentes. Pero es una cosa risible. No se puede atropellar la legalidad. Que explique qué tipo de denuncias, ¿Qué delitos? ¿En qué instancias? Yo quisiera que explicara ¿cómo va a meter a la cárcel a Peña? ¿De qué lo acusa? Si es por corrupción ¿En dónde lo va a acusar y qué procede? Que de una vez vaya a la Procuraduría o a donde corresponda y presente la denuncia. Y “¿Cuál es el delito por el que va a perseguir a Calderón? Y ya que se siga de una vez con Fox, Zedillo y Salinas”.
López Obrador conoce perfectamente la vía para juzgar a los ex presidentes, y ahora es él quien quiere sacar raja. En una estrategia muy barata, pretende organizar una polvareda para tapar sus incongruencias y metidas de pata. Insiste en; “No somos iguales”. No, claro que no, es como el Dr. Simi, lo mismo, pero más chafa. Como extorsionadores para obtener fondos para su causa son más barateros; como intolerantes son más intolerantes, Como represor es más represor, a él se le permitió obstruir Reforma por 48 días, ahora a los manifestantes no se les permitió ni llegar al Zócalo. Por supuesto que no es igual, nunca un Presidente se ha peleado, al mismo tiempo, con la prensa, las feministas, los empresarios y 650 intelectuales. Por supuesto que no es igual, ha polarizado al país como ningún otro Presidente, tal parece que su misión no es procesar las divergencias sino hacerlas más grandes. Ha despertado al México bronco. Con la rifa del avión y la consulta, López Obrador probará que no es igual a los otros ex presidentes, tendrá un capítulo aparte en la conocida sección internacional; “Aunque Usted, no lo crea”. Y es que en realidad es difícil, muy difícil, encontrar tal grado de ignorancia, torpeza e insensibilidad.