Sería una horrible calumnia afirmar que el texto que leyó el Presidente el primero de septiembre eran puras mentiras, por supuesto que no, también dijo medias verdades. Afirmó: “Hemos decidido cuidar el medio ambiente como nunca lo hicieron los anteriores gobiernos ni lo demandaron los pseudo ecologistas”. No comparte su afirmación Víctor Manuel Toledo, que renunció por “la falta de interés del Presidente en los temas ecológicos”. Prueba de ello es que a pesar de que el mundo se ha pintado de verde el Presidente trae pleito casado con las energías limpias y promueve el uso de energía de fósiles; no esconde su gusto e impulso por la utilización del carbón. Aberración para cualquier ecologista.
Al llegar a leer el texto se le observó con la pila baja, su voz carecía de brillo, de energía; estaba seco. No era el López Obrador que se pavonea disfrutando el poder. Ahora lo sufría. Tener el poder para no poder. Sin embargo es megalómano, requiere en forma permanente de masajes a su ego, pero cuando no es posible porque hay una inopia en los logros, López Obrador inventa su propio SPA. Afirmó como un gran éxito: “El precio del petróleo subió de cero a 40 dólares”. La auto adulación es falsa, el precio del petróleo no lo determina su gobierno. Luego hizo caravana con sombrero ajeno, socarronamente se atribuyó el aumento de remesas, dijo: “A pesar de la pandemia en Estados Unidos, las remesas han crecido en 10 por ciento en relación con el año pasado y estimo que van a llegar a 40 mil millones de dólares a finales de año, un récord en beneficio de 10 millones de familias”. Parece que hubiera estado trabajando en la pisca de algodón.
Afirmó que su gobierno es “ejemplo mundial” en la respuesta a la pandemia del Covid 19. ¡Sopas y recontra sopas! Con todo respeto, pero se necesita tener cara dura para considerarse ejemplo y mundial, el diagnóstico presidencial de una gripita sin importancia ya mató a más de setenta mil personas; superando las predicciones más fatalistas. Todavía no está convencido ni siquiera de usar permanentemente el tapabocas. Ejemplo mundial, pero de irresponsabilidad. México está entre de los países que menos pruebas realizan. La cifra de fatalidad es de aproximadamente el 10.7%, cuando la tasa mundial es del 3.3%. Y eso de que se trata de cifras maquilladas, el Wall Street Journal hizo un reportaje sobre la escasez de actas de defunción.
Donde realmente se voló la barda fue cuando el Presidente citó una “encuesta internacional”, obviamente no dijo ni quién la hizo, ni cuándo, ni la metodología. Esa misteriosa investigación lo ubica, afirmó, como el segundo presidente mejor evaluado del mundo. Me atrevo a considerar que en esa encuesta el presidente mejor evaluado del mundo fue, por supuesto, Maduro. Si hubiera habido un médico honesto en la sala, se le hubiera acercado para tomarle la temperatura, el Presidente, estaba delirando. ¿Por qué? Hay un portal que se llama “Hottests Heads of State” que realiza una encuesta calificando a los gobernantes y su prestigio internacional, este año López Obrador aparece en el lugar número 87. Un poco más abajo del segundo lugar que se atribuye. Solamente mintió por 85 lugares. Nada más.