Una de las metas a lograr con la Maestría en Pedagogía, es cómo puedo entender qué es un niño superdotado, cómo detectarlo desde la primera infancia e, incluso, cuando se “ha colado” hasta la licenciatura sin que sus padres, maestros y condiscípulos lo hayan detectado. En la atmósfera de la Pedagogía como en la Psicología de nuestro país se va percibiendo con más intensidad un fenómeno nuevo para la mayoría de la sociedad pero tan antiguo como las personas mismas. Ahora, después con un doctorado, observo que existen límites borrosos entre los conceptos de niño normal y el superdotado, y más me percato que es nada fácil.
Superdotación.-
La atención a los alumnos de altas capacidades ha generado un corpus teórico considerable, gran cantidad de estudios, análisis, experimentos y varios modelos de evaluación, identificación e intervención con personas de altas capacidades; pero en el fondo de toda esta arquitectura psicopedagógica subyace un elemento basal: el propio concepto de la superdotación, el cual no es precisamente una concepción concreta, definida y unívoca, sino una entidad multidimensional, de límites borrosos para los propios expertos y bastante desconocida entre los agentes más inmediatos al niño superdotado. Un concepto sólido, razonablemente delimitado y, especialmente, bien aprehendido por los más directamente relacionados con la educación y desarrollo de los alumnos de altas capacidades, es fundamental para una intervención libre de la contaminación de los muchos estereotipos y mitos que existen y lejana a la incertidumbre y contrariedad que suele rodear a este tema.
Dificultad para ser un concepto unívoco.-
El concepto de superdotación está invariablemente acompañado por el de inteligencia, término que tampoco está definido universalmente y con precisión y que es un componente esencial para que existan altas capacidades en un alumno. De hecho la inteligencia se presta a confusión precisamente por considerar como absoluta la información que arrojan determinadas pruebas, tendiéndose a caer en el error de la reificación o cosificación ante el resultado de un Coeficiente de Inteligencia (CI) determinado.
Coeficiente intelectual (CI).-
Pero un CI es el resultado de muchos aspectos intelectuales y no una graduación de razón de la inteligencia como entidad unitaria y cuantificable y, por tanto, no se le puede asignar al mismo la identidad propia de la inteligencia, pues se necesitan más elementos de diagnóstico para poder establecer si ésta es alta o baja. En suma, no se puede identificar, sin más, un número como es el CI con una propiedad multidimensional como es la inteligencia.
Cómo medir las capacidades intelectuales.-
Desde una simple medida de la capacidad intelectual hasta los constructos más actuales, se han generado distintos modelos que podrían agruparse en función del criterio en que se fundamentan, que serían modelos basados en capacidades como, entre otros, las teorías Multifactoriales de Terman; los basados en el rendimiento que se representan con el modelo de los tres anillos de Renzulli, los cognitivos representados por Stenberg con la teoría triárquica de la inteligencia y finalmente los socioculturales que se identifican con el modelo psicosocial de Tannebaum. La tendencia más reciente es la de los modelos integradores que reúnen comprensivamente parte de todos los anteriores y que tienen en cuenta condiciones intelectuales, personales, afectivas y sociales.
Cómo entiende la sociedad a los superdotados.-
Soriano Ferrer en su libro “Altas Capacidades Intelectuales: Concepto, Identificación y Características” señala que para centrar este apartado, interesa tener claro que la superdotación se explica hoy de un modo amplio, como un conjunto de rasgos, pero no sólo cognitivos sino también personales, afectivos y sociales, que interactúan en todos los contextos del sujeto superdotado y que son decisivos para su desarrollo. Por otra parte, centrándonos en el aprendizaje, podemos decir que los superdotados son aquellos alumnos que por sus altas capacidades aprenden a mayor ritmo, con más profundidad y más amplitud de contenidos, aspectos que se convierten en necesidades educativas especiales que hay que intentar satisfacer desde todas las vías posibles, especialmente desde la escuela y la familia. Aunque la mayoría, en esencia, teniendo como único referente unas vagas nociones creadas por los múltiples estereotipos y mitos que han rodeado al tema y siempre asociados a un perfil de genio, en todo caso un perfil de “raro”.
Sorpresa en los padres.-
En la mayoría de las veces, los padres de niños superdotados, reaccionan sorprendidos, confundidos, con timidez e inseguridad, y sin saber qué hacer, y todo únicamente con un “posible” CI alto y algún rasgo propio del sobredotado; y se da aquí la paradoja de que ellos son los primeros en reconocer la singularidad de su hijo, estableciéndose dos condiciones necesarias para recurrir a sus teorías implícitas: Una necesidad de conocer y un bagaje informativo escaso y contaminado.
Reacciones de los profesores.-
Por otro lado los profesores, en general, también están afectados por una distorsión conceptual cargada de estereotipos, dándose también aquí la paradoja de que son los agentes educativos que tienen la oportunidad de observar con más facilidad conductas inteligentes evidenciadas en las tareas y actividades escolares y que son muy representativas de la alta capacidad, pero a veces determinados puntos de partida erróneos y sesgados les impiden identificar a niños biendotados. Al respecto Jiménez Fernández C. en su libro “Alumnos Biendotados: Problemática de su identificación y educación”, señala que esto sitúa al docente, en principio, como un profesional que no es capaz de enjuiciar bien a estos alumnos para su correcta identificación, aunque la investigación ha demostrado que los profesores aumentan notablemente la precisión y validez de sus juicios si se les da entrenamiento adecuado en la dirección deseada.
Los estereotipos: Elementos ligados al concepto de alta capacidad.-
Jiménez Fernández en su trabajo titulado “Pedagogía Diferencial” cita que son muchos los estereotipos existentes, si bien parece que afecta especialmente a los padres y profesores la concepción de superhombre que no necesita apoyo alguno por su suficiencia, o la de ser indefenso, desajustado y enfermizo. Muy relacionado con las disincronías internas y sociales, las cuales también se desconocen, está el estereotipo de que el superdotado es bueno para todo, es decir, intelectualmente y también social o éticamente. También está muy extendido el estereotipo del aburrimiento o conducta problemática en la escuela, del cual no hay evidencia.
Mitología.-
Y el desconocimiento de las disincronías internas y sociales, afectando especialmente a los padres los desajustes entre lenguaje y pensamiento de los chicos superdotados, pero es más peligrosa la disincronía entre capacidad intelectual y afectiva; y por otro lado afecta específicamente al profesor el desajuste entre el niño (sus condiciones y capacidades) y la escuela (el estándar del aula). También es destacable el desconocimiento de las diferencias existentes entre el superdotado, el talentoso y el precoz, usándose inconscientemente como sinónimos, lo cual lleva a identificaciones incorrectas.
Señalando las diferencias.-
Es importante distinguir los diferentes conceptos relacionados con la inteligencia, así tenemos:
Genio: Rompe con las normas, crea las suyas propias, es extremadamente inteligente, creativo y productivo.
Prodigio: Niños con ejecuciones sobresalientes a edades tempranas, productos con calidad de adulto.
Precoz: Aprenden antes a andar y hablar pero ello no significa que llegue a ser un superdotado.
Talentoso: Es extremadamente competente en un área o campo específico.
Superdotado: Muy capaz en todas las áreas en general, más equilibrado en competencia intelectual que el talentoso, incluso brillando menos en determinadas áreas específicas.
La superdotación: Un concepto, necesariamente, de límites borrosos.-Por su parte Soriano señala que todos los estereotipos y lagunas de conocimiento antes citados han contribuido a no saber con claridad cuándo estamos hablando de un superdotado. Pero teniendo en cuenta que el grupo de la alta capacidad es heterogéneo, que además de la alta inteligencia se precisa el concurso de otros factores no intelectivos como lo son los personales, sociales y contextuales, que existe una clara diferencia entre superdotación y talento, e incluso dentro del talentoso hay ciertos matices que lo subdividen en talentos, simples, múltiples y complejos y que cualquier chico sobredotado a su vez puede tener determinadas dificultades de aprendizaje de origen psico-físico o social, o proceder de ambientes deprivados, manifestar bajo rendimiento académico o incluso ser extremadamente dotado, concluimos que no es fácil disponer de un concepto universal.
Concepción sólida para intervenir.-
Para poder establecer un concepto adecuado de las altas capacidades, se puede tener en cuenta lo siguiente:
1.- La sobredotación precisa de una concepción amplia en la que han de participar la inteligencia, distintas aptitudes, aspectos propios de la personalidad, y otros factores no intelectivos como son los afectivos, sociales y contextuales.
2.- Hay que ser flexibles con el concepto y significado de la alta habilidad, su dominio y sus manifestaciones.
3.- Respecto a las capacidades de los superdotados no olvidar que aprenden el currículum en más cantidad, extensión y profundidad que el resto de alumnos.
4.- No olvidar que el grupo de superdotados es heterogéneo en cuanto a capacidades, habilidades y personalidad.
5.- Tener conocimiento de los estereotipos y mitos que rodean al tema, así como los efectos de las disincronías internas y externas que afectan a estos chicos.
6.- Se debe tener clara la diferencia entre niños superdotados, talentosos y precoces de cara a un diagnóstico certero, así como conocer lo que es un genio y un prodigio, para evitar estereotipar de modo inconsciente.