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Niños superdotados

En la atmósfera de la Pedagogía como en la Psicología de nuestro país se va percibiendo con más intensidad un fenómeno nuevo para la mayoría de la sociedad

por Dr Eugenio García Romero
8 septiembre, 2020
en Editoriales
Niños superdotados
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Una de las metas a lograr con la Maestría en Pedagogía, es cómo puedo entender qué es un niño superdotado, cómo detectarlo desde la primera infancia e, in­cluso, cuando se “ha colado” has­ta la licenciatura sin que sus pa­dres, maestros y condiscípulos lo hayan detectado. En la atmós­fera de la Pedagogía como en la Psicología de nuestro país se va percibiendo con más intensi­dad un fenómeno nuevo para la mayoría de la sociedad pero tan antiguo como las personas mismas. Ahora, después con un doctorado, observo que existen límites borrosos entre los con­ceptos de niño normal y el su­perdotado, y más me percato que es nada fácil.

Superdotación.-

La atención a los alum­nos de altas capacidades ha generado un corpus teórico considerable, gran cantidad de estudios, análisis, experi­mentos y varios modelos de evaluación, identificación e intervención con personas de altas capacidades; pero en el fon­do de toda esta arquitectura psico­pedagógica subyace un elemento basal: el propio concepto de la su­perdotación, el cual no es precisa­mente una concepción concreta, definida y unívoca, sino una enti­dad multidimensional, de límites borrosos para los propios exper­tos y bastante desconocida entre los agentes más inmediatos al ni­ño superdotado. Un concepto só­lido, razonablemente delimitado y, especialmente, bien aprehendi­do por los más directamente rela­cionados con la educación y desa­rrollo de los alumnos de altas capa­cidades, es fundamental para una intervención libre de la contami­nación de los muchos estereotipos y mitos que existen y lejana a la in­certidumbre y contrariedad que suele rodear a este tema.

Dificultad para ser un concepto unívoco.-

El concepto de superdotación está invariablemente acompaña­do por el de inteligencia, término que tampoco está definido univer­salmente y con precisión y que es un componente esencial para que existan altas capacidades en un alumno. De hecho la inteligencia se presta a confusión precisamen­te por considerar como absoluta la información que arrojan determi­nadas pruebas, tendiéndose a caer en el error de la reificación o cosifi­cación ante el resultado de un Co­eficiente de Inteligencia (CI) de­terminado.

Coeficiente intelectual (CI).-

Pero un CI es el resultado de muchos aspectos intelectuales y no una graduación de razón de la inteligencia como entidad unitaria y cuantificable y, por tanto, no se le puede asignar al mismo la identi­dad propia de la inteligencia, pues se necesitan más elementos de diagnóstico para poder establecer si ésta es alta o baja. En suma, no se puede identificar, sin más, un número como es el CI con una propiedad multidimensional como es la in­teligencia.

Cómo medir las capacidades intelectuales.-

Desde una simple medida de la capacidad intelectual hasta los constructos más actuales, se han generado distintos modelos que podrían agruparse en función del criterio en que se fundamen­tan, que serían modelos basados en capacidades como, entre otros, las teorías Multifactoriales de Ter­man; los basados en el rendimien­to que se representan con el mode­lo de los tres anillos de Renzulli, los cognitivos representados por Stenberg con la teoría triárquica de la inteligencia y finalmente los socioculturales que se identifican con el modelo psicosocial de Tan­nebaum. La tendencia más recien­te es la de los modelos integrado­res que reúnen comprensivamen­te parte de todos los anteriores y que tienen en cuenta condiciones intelectuales, personales, afectivas y sociales.

Cómo entiende la sociedad a los superdotados.-

Soriano Ferrer en su libro “Altas Capacidades Intelectuales: Con­cepto, Identificación y Caracterís­ticas” señala que para centrar este apartado, interesa tener claro que la superdotación se explica hoy de un modo amplio, como un conjun­to de rasgos, pero no sólo cogniti­vos sino también personales, afec­tivos y sociales, que interactúan en todos los contextos del sujeto su­perdotado y que son decisivos para su desarrollo. Por otra parte, cen­trándonos en el aprendizaje, po­demos decir que los superdotados son aquellos alumnos que por sus altas capacidades aprenden a ma­yor ritmo, con más profundidad y más amplitud de contenidos, as­pectos que se convierten en nece­sidades educativas especiales que hay que intentar satisfacer desde todas las vías posibles, especial­mente desde la escuela y la fami­lia. Aunque la mayoría, en esen­cia, teniendo como único referen­te unas vagas nociones creadas por los múltiples estereotipos y mitos que han rodeado al tema y siempre asociados a un perfil de genio, en todo caso un perfil de “raro”.

Sorpresa en los padres.-

En la mayoría de las veces, los padres de niños superdotados, re­accionan sorprendidos, confundi­dos, con timidez e inseguridad, y sin saber qué hacer, y todo única­mente con un “posible” CI alto y algún rasgo propio del sobredo­tado; y se da aquí la paradoja de que ellos son los primeros en re­conocer la singularidad de su hi­jo, estableciéndose dos condi­ciones necesarias para recurrir a sus teorías implícitas: Una necesidad de conocer y un ba­gaje informativo escaso y con­taminado.

Reacciones de los profesores.-

Por otro lado los profesores, en general, también están afec­tados por una distorsión concep­tual cargada de estereotipos, dán­dose también aquí la paradoja de que son los agentes educativos que tienen la oportunidad de observar con más facilidad conductas inte­ligentes evidenciadas en las tareas y actividades escolares y que son muy representativas de la alta ca­pacidad, pero a veces determina­dos puntos de partida erróneos y sesgados les impiden identificar a niños biendotados. Al respecto Jiménez Fernández C. en su libro “Alumnos Biendotados: Proble­mática de su identificación y edu­cación”, señala que esto sitúa al do­cente, en principio, como un profe­sional que no es capaz de enjuiciar bien a estos alumnos para su co­rrecta identificación, aunque la investigación ha demostrado que los profesores aumentan notable­mente la precisión y validez de sus juicios si se les da entrenamiento adecuado en la dirección deseada.

Los estereotipos: Elementos ligados al concepto de alta capacidad.-

Jiménez Fernández en su tra­bajo titulado “Pedagogía Diferen­cial” cita que son muchos los este­reotipos existentes, si bien parece que afecta especialmente a los pa­dres y profesores la concepción de superhombre que no necesita apo­yo alguno por su suficiencia, o la de ser indefenso, desajustado y enfer­mizo. Muy relacionado con las di­sincronías internas y sociales, las cuales también se desconocen, es­tá el estereotipo de que el superdo­tado es bueno para todo, es decir, intelectualmente y también social o éticamente. También está muy extendido el estereotipo del abu­rrimiento o conducta problemá­tica en la escuela, del cual no hay evidencia.

Mitología.-

Y el desconocimiento de las disincronías internas y sociales, afectando especialmente a los pa­dres los desajustes entre lenguaje y pensamiento de los chicos super­dotados, pero es más peligrosa la disincronía entre capacidad inte­lectual y afectiva; y por otro lado afecta específicamente al profesor el desajuste entre el niño (sus con­diciones y capacidades) y la escue­la (el estándar del aula). También es destacable el desconocimiento de las diferencias existentes en­tre el superdotado, el talentoso y el precoz, usándose inconsciente­mente como sinónimos, lo cual lle­va a identificaciones incorrectas.

Señalando las diferencias.-

Es importante distinguir los di­ferentes conceptos relacionados con la inteligencia, así tenemos:

Genio: Rompe con las nor­mas, crea las suyas propias, es ex­tremadamente inteligente, creati­vo y productivo.

Prodigio: Niños con ejecucio­nes sobresa­lientes a edades tempranas, pro­ductos con calidad de adulto.

Precoz: Aprenden antes a an­dar y hablar pero ello no significa que llegue a ser un superdotado.

Talentoso: Es extremadamen­te competente en un área o cam­po específico.

Superdotado: Muy capaz en to­das las áreas en general, más equi­librado en competencia intelectual que el talentoso, incluso brillando menos en determinadas áreas es­pecíficas.

La superdotación: Un con­cepto, necesariamente, de límites borrosos.-Por su parte Soriano se­ñala que todos los estereotipos y la­gunas de conocimiento antes cita­dos han contribuido a no saber con claridad cuándo estamos hablan­do de un superdotado. Pero tenien­do en cuenta que el grupo de la al­ta capacidad es heterogéneo, que además de la alta inteligencia se precisa el concurso de otros facto­res no intelectivos como lo son los personales, sociales y contextua­les, que existe una clara diferencia entre superdotación y talento, e in­cluso dentro del talentoso hay cier­tos matices que lo subdividen en talentos, simples, múltiples y com­plejos y que cualquier chico sobre­dotado a su vez puede tener deter­minadas dificultades de aprendi­zaje de origen psico-físico o social, o proceder de ambientes depriva­dos, manifestar bajo rendimiento académico o incluso ser extrema­damente dotado, concluimos que no es fácil disponer de un concep­to universal.

Concepción sólida para intervenir.-

Para poder establecer un con­cepto adecuado de las altas capa­cidades, se puede tener en cuenta lo siguiente:

1.- La sobredotación precisa de una concepción amplia en la que han de participar la inteligencia, distintas aptitudes, aspectos pro­pios de la personalidad, y otros fac­tores no intelectivos como son los afectivos, sociales y contextuales.

2.- Hay que ser flexibles con el concepto y significado de la alta ha­bilidad, su dominio y sus manifes­taciones.

3.- Respecto a las capacida­des de los superdotados no olvi­dar que aprenden el currículum en más cantidad, extensión y pro­fundidad que el resto de alumnos.

4.- No olvidar que el grupo de superdotados es heterogéneo en cuanto a capacidades, habilida­des y personalidad.

5.- Tener conocimiento de los estereotipos y mitos que rodean al tema, así como los efectos de las di­sincronías internas y externas que afectan a estos chicos.

6.- Se debe tener clara la dife­rencia entre niños superdotados, talentosos y precoces de cara a un diagnóstico certero, así como co­nocer lo que es un genio y un pro­digio, para evitar estereotipar de modo inconsciente.

Fotos: especial
Etiquetas: infancianiño superdotadoPedagogíaPsicología

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