La unidad y la congruencia no son propiamente características del discurso del Presidente López Obrador. Recuerdan cuando minusvaloraba la gravedad del Corona virus, ufano decía que hasta una gripita ocasionaba más decesos; luego invitaba a abrazarse y llevar a la familia a comer a una fonda; después, con desenfadada irresponsabilidad y crueldad, dijo que la pandemia “nos había caído como anillo al dedo”. Bueno, para no perder la costumbre de su zigzagueante palabra, en su segundo informe, que fue más bien una mañanera leída de corridito, reconoce que la pandemia es una circunstancia para el país realmente muy infortunada. Prendemos una veladora para que en su permanente descarrilado discurso deseche su propuesta de realizar una consulta popular para juzgar a varios ex presidentes.
En la entrega pasada hicimos un recuento de algunos de los obstáculos para llevar a cabo ese proyecto: la violación a la Constitución; la complicada búsqueda de consensos en el Congreso; la riesgosa cruzada que requeriría la convocatoria del Presidente para que sea la ciudadanía la que presente la iniciativa. Y no lo es todo, vale incluir que para que el resultado de la consulta sea obligatoria se necesita que participen al menos el 40% de los electores de la lista nominal, es decir, 35 millones 968 mil. Un dato, casi la misma cantidad de los que votan en las elecciones intermedias.
El desatinado proyecto golpea sin discriminación a la vida pública. Sería terrible el desgaste político para el país, pues la consulta tendría que ser la primera semana de agosto, es decir, dos meses después de las elecciones del 2021. Para empacharse de política. Además, los cuatro ex presidentes, que son el kit de la propuesta de López Obrador, ya es de por sí toda una injusticia, pues a todos los coloca en el mismo rasero. Será cuesta arriba que la Suprema Corte de Justicia apruebe esta barbaridad, pues se viola el principio de presunción de inocencia. Pero pongamos el caso que López Obrador les hace manita de puerco a los ministros y la acepta. Pensará López Obrador que los acusados se quedarán mudos y amarrados. El país se convertirá en un inmenso palenque.
El Presidente del Instituto Nacional Electoral, Lorenzo Córdova, ya hizo pública su opinión, dijo: Para llevar a cabo la consulta se tendría que hacer la misma organización de unas elecciones, con el número de casillas, funcionarios y ciudadanos. El Presidente del INE concluye: “Se tendría que modificar “dramáticamente” el presupuesto. El costo sería de ocho mil doscientos millones de pesos”
El Presidente en su mañanera leída, disfrazada de segundo informe, sostuvo: “La austeridad republicana es una realidad. Son hechos, no palabras. Ya no hay lujos en el gobierno”. ¿Y los ocho mil doscientos millones de pesos? Es una gran mentira que haría ruborizarse a Pinocho. La otra interpretación es que la mañanera del martes tiene una letra chiquita, ciertamente no hay lujos del gobierno, pero la austeridad se va al caño cuando de lo que se trata es de darle satisfacción a una AMLOcura.