Es Julio de 2003, en ese entonces un grupo de mafiosos encabezado por uno de los mejores ladrones de México, Carlos Salinas de Gortari -y entre quienes se encontraba otro bandido que junto con su familia corrompió y saqueó PEMEX, éste llamado Vicente Fox, y también otro excelente ladrón queretano prepotente y barbón a quien sus compinches le llamaban “jefe Diego”-, ordenaron a otro delincuente argentino de nombre Carlos Ahumada tender una trampa a un ingenuo y confiado político que entonces pertenecía al Partido de la Revolución Democrática (PRD), quien se llamaba René Bejarano. La trampa consistía en montar un teatro donde el delincuente argentino simulaba entregarle dinero a Bejarano para apoyar la campaña de un candidato del PRD a una delegación del Distrito Federal, pero lo que no sabía Bejarano era que dicho montaje estaba siendo filmado por uno de los esbirros de Ahumada, y que el video se quedaría guardado un breve tiempo para difundirlo masivamente en todos los medios chayoteros nacionales cuando así conviniera a los intereses del grupo gangsteril…
Es marzo de 2004, y ya es muy clara la ventaja que las encuestan marcan en favor del Jefe de Gobierno del Distrito Federal, Andrés Manuel López Obrador, como posible candidato a la presidencia de la república. En contrapartida, los precandidatos del PRIAN a pesar del gran apoyo y difusión que los medios chayoteros les obsequian en sus canales televisivos, cabinas radiofónicas y pasquines de prensa, no levantan. Es tiempo ya, considera el grupo de mafiosos, de usar el video-montaje contra Bejarano, y que todos los medios se encarguen de vincular directamente a AMLO como parte de ese acto aparentemente corrupto, el objetivo es difamarlo para que la gente nos crea y le niegue a él su apoyo. Para ello, utilizan a otro gángster panista llamado Federico Döring, quien le entrega el video a un payaso chayotero y empieza la guerra de lodo con el fin de ensuciar la trayectoria de López Obrador. Para su desgracia no lo logran y entonces recurren a inventarle un delito para desaforarlo y meterlo a la cárcel con tal de que al tener antecedentes penales no pueda ser candidato. Tampoco así lo logran y finalmente, el grupo de mafiosos ordena a sus esbirros del Instituto Federal Electoral (IFE), diseñar, organizar y ejecutar un fraude electoral, el cual llevan a cabo en julio de 2006 para imponer al Victoriano Huerta del Siglo XXI: Felipe Calderón.
Ahora bien, ¿era René Bejarano -en tiempos que recibió ese “apoyo” ficticio de Ahumada- funcionario gubernamental? No. ¿El dinero que fingidamente Ahumada le entregó como apoyo para una campaña a delegado del Distrito Federal pertenecía todos nosotros o pertenecía exclusivamente a Carlos Ahumada? Sólo a Carlos Ahumada. ¿Al “entregarle” ese dinero a Bejarano, Ahumada lastimó la hacienda pública? Es decir, ¿hubo un robo contra todos los mexicanos? De ninguna manera. Y lo más importante: ¿Después del montaje en su contra René Bejarano permaneció tan campante y se fue a su casa impunemente y todos los medios chayoteros se encargaron de “limpiar” su imagen como siempre lo han hecho y como hoy mismo lo siguen haciendo con los ladrones panistas y priistas o fue todo lo contrario? Es decir, ¿los medios chayoteros lo acabaron políticamente y él fue estigmatizado y avergonzado públicamente? En efecto, esto sí pasó.
Otra cosa: ¿el video-montaje prianista contra René Bejarano tuvo consecuencias jurídicas penales y morales o hubo impunidad total prianista? Por supuesto que sí las tuvo, Bejarano estuvo varios meses en la cárcel y fue expuesto durante años al escarnio público.
En cambio, cuatro años atrás, el traidor a la democracia Vicente Fox (traidor porque el pueblo ingenuamente creyó que él no actuaría como ladrón y acabaría con la corrupción priista, y no sólo no combatió la corrupción, sino que él mismo y su familia resultaron excelentes ladrones, pues entraron pobres a la presidencia y salieron multimillonarios, sobre todo beneficiándose de los moches o “diezmos” por conseguir contratos a sus amigos en PEMEX y otras corruptelas), toda vez que él no estaba en una campaña a un puesto que ni siquiera aparece en el organigrama republicano; es decir, delegado en un municipio o en un Distrito Federal, sino que estaba en campaña para el más alto cargo dentro de ese organigrama republicano que es la presidencia de la república, recibía no un insignificante portafolios con unos cuantos miles de pesos adentro, sino camionetas y camiones llenos de millones de dólares. Y además, decenas de millones de pesos robados del erario público por sus compinches gobernadores del PAN y sus hermanos del PRI-gobierno, pero como esto nadie lo filmó o nadie hizo un montaje teatral para registrarlo -y aunque así lo hubieran hecho nadie lo habría difundido-, entonces nada le pasó al traidor de las botas. Nada, ni una sola mención en los medios chayoteros acerca de estos grandes robos.
Por fin, cabe la pregunta: ¿existe alguna diferencia significativa entre las aportaciones económicas voluntarias o fingidas de particulares para candidatos pertenecientes a partidos de izquierda y los “moches” o sobornos multimillonarios saqueados del erario público para financiar candidatos o dirigentes del PAN?, en otros términos: ¿hay diferencias esenciales entre los millones de pesos sacados de los impuestos pagados por todos nosotros para entregarlos como moches o sobornos a senadores o dirigentes panistas, y los miles de pesillos entregados por particulares a personajes de izquierda con el fin de financiar campañas locales insignificantes? Sí las hay, y muy grandes. (Continuará).
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