ANÁLISIS
En la investigación bibliográfica al respecto, encontré una investigación realizada por el Instituto Nacional de Psiquiatría Ramón de la Fuente Muñiz, México. El título de la investigación es “Análisis de las Muertes por Suicidio en el Estado de Querétaro”, el cual se publica en la Revista Salud Mental, vol. 26, N° 6, diciembre 2003, páginas 47 a la 54. En este estudio participaron el Dr. Leopoldo Francisco Espinosa Feregrino, del Servicio Médico Forense Procuraduría General de Justicia del Estado de Querétaro; el Dr. Luis Guillermo Almeida, del Departamento de Investigación. Centro Comunitario de Salud Mental. Servicios de Salud del Estado de Querétaro; el Dr. Francisco Cortés, del Departamento de Informática y Estadística, Instituto Nacional de Psiquiatría Ramón de La Fuente; el Dr. Guillermo Enrique Leo, de la Coordinación del Doctorado en Facultad de Medicina, Universidad Autónoma de Querétaro. Ciencias de la Salud, quienes citan que: “El suicidio es un problema de salud pública que da cuenta de al menos 0.9 por ciento de todas las muertes en todo el mundo. En México, la tasa de mortalidad por suicidio en sujetos masculinos en 2000 fue de 5.9 por cada 100 mil habitantes, y constituyó la decimoséptima causa de muerte en el mismo año. Mediante el análisis de las defunciones registradas en el Servicio Médico Forense del Estado de Querétaro, México, se calcularon las tasas anuales de suicidio para la población mayor de 10 años de edad, de 1996 a 2002. Además, se analizaron en forma retrospectiva, las muertes médico legales de enero de 1999 a diciembre de 2002, para crear una base de datos que incluyó la información sociodemográfica y variables como la edad, el género, el lugar de residencia, la fecha y la hora de muerte. A través de un análisis comparativo, se integraron dos grupos: el primero estuvo compuesto por los suicidios y, el segundo, por las muertes por causas diferentes al suicidio. Se aplicó un modelo de regresión logística y de análisis estructural para identificar las variables sociodemográficas asociadas con el suicidio y la magnitud de la asociación”.
UN FENÓMENO COMPLEJO
El suicidio es un acto sumamente complejo del ser humano en el cual intervienen factores neurobiológicos, psicológicos y sociodemográficos. En su trabajo citan el estudio titulado “Identification of suicide risk factors Using epidemiological Studies” de E. Moscickie, quien señala que se trata de un problema de salud pública mundial, dado que aproximadamente 0.9 por ciento de todas las muertes son por suicidio y alrededor de mil personas se suicidan cada día en todo el mundo. A diferencia de lo que sucede en Estados Unidos, donde las tasas de suicidio han permanecido prácticamente sin variación durante los últimos 15 años, éste problema se ha incrementado en México en las últimas décadas. Por ejemplo, en 1970 esta tasa fue de 1.01 por 100 mil habitantes, y en 2000 aumentó a 5.9 en los hombres y constituyó la decimoséptima causa de muerte para ellos.
Se sabe que la frecuencia del suicidio varía de acuerdo con la edad y el género, como ocurre en algunos países industrializados; la conducta suicida se incrementa con la edad y afecta más a individuos mayores de 65 años. En nuestro país existen diversas fuentes de información sobre los aspectos epidemiológicos del suicidio, como el Instituto Nacional de Estadística, Geografía e Informática (Inegi), la Dirección General de Estadística de la Secretaría de Salud, la Procuraduría de Justicia y los ministerios públicos. Esta multiplicidad de fuentes ha dado lugar a cierta incongruencia en los resultados y a divergencias en las tendencias reportadas por diferentes investigadores. Estudios recientes demuestran que algunos de estos registros estadísticos sobre el suicidio en México son poco confiables.
ESTADÍSTICA
Los datos encontrados en el estudio demuestran que la tasa de suicidio en individuos mayores de 10 años se ha incrementado en los últimos siete años. Esta situación es similar a la observada en todo el país si tomamos en cuenta que en 1970 la tasa de suicidios fue de 1.10 por cada 100 mil habitantes y en 1999 fue de 3.42 por cada 100 mil habitantes. Factores como la edad, el género masculino y la residencia en un área con mayor densidad poblacional son condiciones sociodemográficas asociadas al suicidio, lo que es similar a lo reportado en la bibliografía internacional.
CONDUCTA AUTODESTRUCTIVA
Distintos autores han reportado la existencia de otros factores de influencia en la conducta autodestructiva, como los trastornos mentales y las adicciones, que proporcionan el principal contexto en el cual tiene lugar este tipo de conducta autodestructiva. El Dr. Espinosa Feregrino comenta que: “Por ello, consideramos que una limitación del estudio fue la falta de diagnósticos psiquiátricos en torno a estas muertes, así como la ausencia de una “necropsia psicológica”. La mayoría de los suicidios de la presente muestra fueron cometidos por hombres pertenecientes al grupo de edad de 20 a 29 años.
Llama la atención que se trate de sujetos jóvenes, a diferencia de lo que pasa en otros países donde individuos de más de 60 años son quienes tienen las tasas más altas de suicidio.
NECROPSIA PSICOLÓGICA
Los resultados de los estudios de “necropsia psicológica” realizados en Estados Unidos y Europa, indican consistentemente que más de 90 por ciento de los suicidios en todos los grupos de edad se asoció con un trastorno mental o adictivo. En una serie de seis estudios realizados entre 1959 y 1988 en diversos países, como Estados Unidos e Inglaterra, se determinó que entre 81 y 95 por ciento de los pacientes que murieron por suicidio padecía algún trastorno mental. Los principales diagnósticos fueron: depresión mayor en el 28 a 70 por ciento de los casos, abuso de sustancias (8 a 50 por ciento de los casos) y trastornos de la personalidad en 3 a 27 por ciento. Sin embargo, la presencia de un trastorno mental o adictivo único no basta para explicar la conducta suicida, dado que la mayoría de los pacientes que sufre estas patologías no muere por suicidio. Por ejemplo, sólo entre 10 y 19 por ciento de los pacientes con trastornos Sin embargo, la presencia de un trastorno mental o adictivo único no basta para explicar la conducta suicida, dado que la mayoría de los pacientes que sufre estas patologías no muere por suicidio. Por ejemplo, sólo entre 10 y 19 por ciento de los pacientes con trastornos afectivos unipolares y bipolares muere por suicidio y se suicida únicamente 10 por ciento de los pacientes con esquizofrenia.
COMORBILIDAD
La comorbilidad entre los trastornos afectivos, los trastornos adictivos (especialmente la dependencia al alcohol), los trastornos de la personalidad (trastornos límite y antisocial) o con enfermedades médicas como el VIH/SIDA, la enfermedad de Huntington, las neoplasias malignas, la esclerosis múltiple, la úlcera péptica, las enfermedades renales y las lesiones de la médula espinal, explican mejor la conducta suicida que la presencia unitaria de una patología médica o psiquiátrica. Además de los factores psicopatológicos, existen factores neurobioquímicos y familiares que influyen en la conducta suicida. En estudios post-mortem se han reportado niveles reducidos de serotonina (5-HT) y de su metabolito, el ácido 5 hidroxi-indol acético, en el tallo cerebral y líquido cefalorraquídeo de individuos que fallecieron por suicidio.
En pacientes deprimidos con intento de suicidio, también se ha demostrado una disminución de los niveles séricos de triptófano y de serotonina en comparación con pacientes igualmente deprimidos, pero sin intento de suicidio. Los niveles de 5-hidroxi-indol acético presentan una disminución en el líquido cefalorraquídeo de pacientes con intento de suicidio. Se ha encontrado asimismo un aumento de los receptores de serotonina (5-HT2A) en la corteza prefrontal y en el hipocampo de adolescentes víctimas de suicidio.
ANTECEDENTES
Por lo regular, los sujetos que fallecen por suicidio o que intentan suicidarse, provienen de familias con antecedentes de conducta suicida, trastornos afectivos o consumo de sustancias, así como con antecedentes familiares de separación, divorcio, viudez, problemas legales, violencia, abuso físico y/o sexual.
DIFÍCIL DE EXPLICAR
Explicar las causas de éste fenómeno es complicado y en ello intervienen seguramente variables sociales, culturales, económicas, psicológicas y neurobiológicas. El suicidio es un fenómeno que requiere modelos teóricos e intervenciones complejas para prevenirlo. Probablemente, el mejor método para prevenir el suicidio sea aquel que aborde factores de riesgo como la psicopatología, el consumo de sustancias y los problemas en el funcionamiento familiar de manera integral y continua, así como el entorno físico y psicosocial del individuo. En el ámbito de las políticas de salud pública, intensificar la restricción de acceso a los métodos utilizados más comúnmente para cometer suicidio, como las armas de fuego y los medicamentos, puede contribuir a disminuir la tasa de suicidio. En el ámbito individual, los clínicos tienen la oportunidad de intervenir con individuos de alto riesgo si saben reconocer las entidades psicopatológicas comórbidas y los factores de riesgo asociados al suicidio, a través de un tratamiento psiquiátrico oportuno y eficiente. Probablemente, las oportunidades más altas de salvar vidas a largo plazo yacen en la elaboración de programas bien diseñados y completos, que se centren en la prevención, la identificación y el tratamiento de los trastornos mentales y los trastornos adictivos en todos los grupos de edad.