En este estercolero de la política nacional ya no se sabe que es más denigrante, si las pillerías, los audios, los videos, o la excusas que utilizan los actores para salvarse. Lo que afirman con toda majestad es un guion para la barra cómica. El cese fulminante del Señor Gobernador, de su secretario particular y viejo amigo, para exorcizar cualquier maledicencia de que el dinero para él, es hasta divertida. Se puede alguien imaginar que el secretario particular llegó al edificio de Pemex y se produjo este diálogo: Toc, toc. De adentro de la oficina: “¿Quién es?” Secretario particular: “Vengo por una lana”. Recepcionista: “Sí, pase. Aquí la tiene”. Obviamente previa entrega del dinero han habido acuerdos puntuales: identificación de quién y a qué horas se recogerá. Después de entregado el dinero, verificación de la recepción, ajuste de cuentas de lo entregado, de lo que falta y calendario. Pues no fue así, el secretario particular se fue a su casa y no le avisó nada a su jefe. Toda esta narración que se desprende de lo dicho por el Señor Gobernador puede tener como música y letra de fondo un cuento de Cri Cri: “La patita, con sombrero y rebozo de bolita, va a PEMEX…a cobrar el moche para el mercado”.
La sociedad percibe la terrible burla y se desquita en las redes sociales. Aparece una foto del Señor Gobernador y el diálogo: “Sr. Gobernador: “¿Está Usted involucrado en las acciones de su secretario particular? Señor Gobernador_ “Lo niego calderónicamente”.
El caso del Presidente López Obrador es más triste y dramático, lenguaraz como es, cae en contradicciones y agrega otras mentiras. Afirma que no sabía del dinero recibido, pero además era poquito; que no está seguro si ese dinero lo declararon ante las autoridades; que no eran sobornos sino aportaciones. Lo único que le faltó decir es que la llamada “Biblia” que cargaba su hermano y donde apuntaba lo recibido, era efectivamente una Biblia y que la llevaba para convencer a los donantes de que ya no cayeran en el feo pecado de: “No hurtarás”.
Tanto el Señor Gobernador como el Presidente se olvidan de responder con argumentos, en forma lógica. A sus mentiras le ponen los reflectores de una gesticulación vergonzosa. Sin posibilidades de desmentir invocan a que la ciudadanía les crea como un acto de fe. Pobre opinión tienen de la inteligencia de sus gobernados. Ante la clara intención de vernos la cara el desquite es siempre la burla. Una fotografía del Presidente con sus hermanos. Arriba: “¡La novela que está haciendo llorar a los chairos!”. “LOS LÓPEZ TAMBIÉN ROBAN”. Otro meme. Una foto, al fondo las columnas de los fallecidos por el corona virus, en la parte de adelante la imagen de López-Gatell que dice: “NO SON MUERTES, SON APORTACIONES AL MÁS ALLÁ”.
Afirmaba Platón que el conocimiento nace bajo el auspicio de la sorpresa y del escándalo. Está bien la catarsis de la risa, pero no podemos perder de vista la indignación, la mentira y la burla son inaceptables. Decía Marx: “La verdad es tan indiscreta como la luz”. En México se prendió la luz y cachamos a nuestra clase política con las manos en la masa. Dan ganas de decir como los argentinos: “Que se vayan todos”