No estoy de acuerdo con la afirmación presidencial de que para ejercer la función pública, la honestidad vale el 90 por ciento y la capacidad el 10 restante. Después de lo que hemos visto de la 4T la afirmación parece una puerta de escape para las metidas de pata. Pero no solamente es una posición personal diferente ante la perspectiva del Presidente, la cuestión es que también así lo consideran la Constitución y varias leyes: la ineptitud, que se traduce en ineficiencia, es un delito porque es una forma de corrupción. En este sentido el próximo gobierno tendrá mucha tela de donde cortar con la cancelación del Nuevo Aeropuerto, donde los acreedores están felices, felices. Ya les pagaron 80 mil millones de pesos y falta que les paguen por sus bonos mil doscientos millones de dólares. Más le vale a la 4T que explique bien la decisión del cambio de sede, pues para el próximo Ejecutivo puede ser un ejemplo de desperdicio de dinero, como actualmente lo es para López Obrador el avión que no tuvo ni Obama. Avión que, por cierto, también ha provocado una cantidad de gastos, resultado de la ignorancia e ineptitud del gobierno en el mercado de aviones.
Con la frase del Presidente, con la cual coincido plenamente, es cuando afirma: “Tenemos que evitar la corrupción, que no nos pase lo que sucedía en gobiernos anteriores”. Por supuesto, el problema es que ya hay asuntos que ameritan una aclaración del Presidente y que tienen semejanzas con la corrupción del anterior sexenio. En la entrega pasada señalamos los casos de la Secretaria de la Función Pública, Irma Eréndira Sandoval y su marido, Lord Pataleta, John Ackerman, quienes presentaron una declaración con un patrimonio inmobiliario que no coincide con sus salarios. Otro caso para explicar es la creación de 171 compañías en dos meses, precisamente al cambio de administración y que recibieron de inmediato contratos millonarios. Despiertan muchas sospechas que sólo el 13% de los contratos del gobierno sean por licitación. Tampoco se ha respondido a la denuncia de un diputado de Morena contra Amílcar Sandoval, hermano de la Secretaria de la Función Pública, por utilizar los programas sociales para beneficio personal. Está también sin aclarar la acusación contra la Secretaria de Energía, Rocío Nahle, que adjudicó un contrato por 5 mil millones de pesos, para la Refinería de Dos Bocas, a una empresa que sólo tenía siete días de creada; se dice que hay una relación de compadrazgo de la Secretaria con el empresario beneficiado. No se ha terminado de informar cómo es que el senador Armando Guadiana participa en un contrato millonario para vender carbón a la CFE. Gravísima es la acusación de la senadora Xóchitl Gálvez. El Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México, sacó a subasta 49 mil toneladas de acero. Las autoridades adjudicaron la compra al Grupo Gilbert. El proceso estuvo tan mal hecho que siete de los 15 solicitantes presentaron una denuncia ante la Secretaría de la Función Pública. Gilbert no sólo ofertó un menor precio por el acero, sino que también incumplió con la entrega de la carta de “no conflicto de intereses”,
¿Quién será el Señor Kors y Louis Vuitton de este sexenio? Ojalá que el Presidente termine con ese fatal ciclo histórico de que: “Los carniceros de hoy, son las reces del mañana”. En otras palabras, lo mismo de siempre.