ESTRICTAMENTE PERSONAL
Emilio Lozoya tiene una bomba termonuclear contra el expresidente Enrique Peña Nieto y su principal consejero político y dos veces secretario de Estado, Luis Videgaray. Con detalles y anexos documentales, entregó una declaración -por medio de su padre, Emilio Lozoya Thalman- al fiscal general, Alejandro Gertz Manero, sobre la compra de Agronitrogenados, como parte de su negociación para apegarse al criterio de oportunidad, para canjear su cooperación por la cancelación de un proceso en su contra. Es decir, cambiará su libertad y la de su familia, por la de Peña Nieto y Videgaray, que tendrán que probar que sus dichos no concuerdan con los hechos, o su destino será la cárcel.
La declaración de Lozoya está formulada de forma incriminatoria contra Peña Nieto y Videgaray, con quienes se vinculó orgánicamente desde la campaña presidencial, y que es una mina de oro para el gobierno del presidente Andrés Manuel López Obrador en su cruzada contra la corrupción. Sus palabras, sin embargo, contradicen lo que Lozoya decía hace tiempo. En una conversación que tuve con él en la Ciudad de México, ya fuera de la dirección de Pemex y señalado por actos de corrupción, defendía la operación. “Fue un gran negocio”, dijo en ese entonces sobre la compra de Agronitrogenados, que los medios llamaban “chatarra”.
Ahora, todo cambió. “Lo que puedo referir como director general de Pemex”, afirma Lozoya en la declaración, “es que Enrique Peña Nieto y Luis Videgaray Caso crearon un esquema de corrupción en el gobierno federal, en el cual el común denominador era el siguiente: todas las personas que de cierto modo apoyaron la campaña presidencial, tenían que ser remuneradas o compensadas.
“La forma cómo eran recompensadas, era dándoles contratos de proveeduría de insumos, contratos diversos, adquisición de empresas o inmuebles, para que estas se beneficiaran. Incluso, en ocasiones después de dichas operaciones, debían devolver dinero para beneficio de futuras campañas electorales del PRI, o bien para beneficio propio de Enrique Peña Nieto y Luis Videgaray Caso, u otros, como en el caso de Odebrecht que he referido”.
Lozoya no da mayores detalles de qué campañas o qué beneficios podrían haber recibido, pero cuenta cómo en diciembre de 2012, una vez que Peña Nieto asumió la Presidencia, “me instruyó que se tenían que cumplir compromisos con diversos empresarios”. El 6 de febrero de 2013, precisa, el Presidente le ordenó dentro del marco del Pacto por México y “el acuerdo de impulsar la producción de fertilizantes en el país”, recibir a ejecutivos de Altos Hornos de México, que buscaban una sociedad con su filial Agronitrogenados.
Los encargados de ver el encargo de Peña Nieto fueron Édgar Torres, su compañero en Economía en el ITAM y en la maestría en Desarrollo Internacional en Harvard, Carlos Roa, su coordinador de asesores que había trabajado con él en la Corporación Interamericana de Inversiones del Banco Interamericano de Desarrollo, y José Manuel Carrera Panitzzio, director de PMI Comercio Internacional. No explica en su declaración en calidad de qué fue Torres, quien dos años después de ese encuentro, fue nombrado director de Pemex Fertilizantes. Los tres llevan meses siendo investigados por las autoridades, y dos de ellos han sido inhabilitados del servicio público.
Lozoya recuerda que el 14 de mayo de 2013, en una reunión de seguimiento con Peña Nieto y Videgaray, lo cuestionaron sobre porqué demoraba tanto la compra de Agronitrogenados. “Yo observaba un interés especial en concretar la operación por parte del presidente Enrique Peña Nieto y de Luis Videgaray Caso -al que nunca se refiere como secretario-. Incluso este último intervino de manera directa para que NAFIN (Nacional Financiera) e INDAABIN (Instituto de Administración y Avalúo de Bienes Nacionales), aceleraran la evaluación del proyecto y la aprobaran”.
En esa reunión, dice, Peña Nieto le pidió a Videgaray arreglar un encuentro con Alonso Ancira, presidente del Consejo de Administración de Altos Hornos. “Me llamaba la atención tanto interés personalizado en la compra de dicha planta, cuando en términos de importancia para Pemex no representaba ni siquiera el 0.5% de la totalidad del presupuesto para inversiones. Además del seguimiento puntual del presidente Enrique Peña Nieto y Luis Videgaray Caso al proceso de adquisición de la planta, amén de los impulsos institucionales que hacían por agilizar la operación, esta adquisición representaba un interés importante para el entonces secretario de Agricultura Enrique Martínez y Martínez (ya que le era rentable políticamente)”.
Lozoya se volvió a reunir con Peña Nieto y Videgaray el 11 de noviembre de 2013, donde les dio a conocer un informe de Booz & Co., donde señalaba que hacía sentido económico la compra de la planta, pero que habría que considerar diversos riesgos para su operación, como el acceso al gas necesario para su operación. Durante esa reunión, Lozoya dice que cuando mencionó la falta de recursos de Pemex, le dijeron que no se preocupara por los recursos, sino por influir en el Consejo de Administración de PMI para que la adquisición “resultara conveniente”. El valor de la compra no lo estableció él, asegura, sino Peña Nieto y Videgaray.
El entonces secretario de Hacienda, afirma, se encargó personalmente de la negociación final sobre el precio. “Desconozco los detalles, montos, fechas, que se hubiesen pactado entre Enrique Peña Nieto, Luis Videgaray Caso y Alonso Ancira Elizondo”, agrega. “Lo que sí me parece claro es que, mediante esta operación, Alonso Ancira se pudo deshacer de una planta de fertilizantes que no generaba ingresos y que tenía años sin funcionar”.
No es la historia que Lozoya contaba hasta hace no mucho tiempo, pese a la molestia que tenía con Peña Nieto y Videgaray, donde defendía vehementemente la compra de Agronitrogenados, que ahora describe como una muestra la corrupción desde lo más alto del Estado.
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