“Verde que te quiero verde. / Verde viento. Verdes ramas. / El barco sobre la mar/ y el caballo en la montaña. / Con la sombra en la cintura/ ella sueña en su baranda/ verde carne, pelo verde, con ojos de fría plata/. Verde que te quiero verde. / Bajo la luna gitana/ las cosas la están mirando/ y ella no puede mirarlas. “Romance sonámbulo”, Verde que te quiero verde. Fragmento, Federico García Lorca.
La madrugada del (18) 19 de agosto de 1936, Dióscoro Galindo, docente de profesión, Francisco Galadí, de oficio banderillero y el Poeta Federico García Lorca, en el camino Viznar a Alfacar fueron asesinados. A los primeros se le acusó de ser republicanos, Federico fue condenado por lo mismo, con los agravantes, dijeron sus captores, de ser “socialista, masón, homosexual. “- informe de la Jefatura Superior policial de Granada”- y ¡poeta! los asesinos, intentaron borrarlo, desapareciendo su cadáver en un sepulcro anónimo, ¡no lo lograron! Lorca se encuentra para siempre en la literatura.
El poeta y dramaturgo nació el cinco de junio de 1898, en Fuente Vaqueros, municipio de la Provincia de Granada, en Andalucía, al pueblo se le conoce popularmente como “La Fuente”. En 1918, un año antes de cambiar su residencia a Madrid, publicó su primer libro en prosa: “Impresiones y paisajes”, iniciaba el camino a la inmortalidad uno de los autores españoles más influyente del siglo XX. En mil novecientos veinte dio a conocer la que se considera su primera creación escénica, “El maleficio de la mariposa”; al año siguiente su poemario “Libro de poemas”, compilación de textos que había dado a conocer en lecturas; en 1927, “Canciones”. Ese año surgió la “Generación del 27”, constituida por escritores y poetas españoles, que tomó el nombre de un homenaje que se rindió a Luis de Góngora, en los trescientos años de su fallecimiento: Pedro Salinas, Jorge Guillen, Dámaso Alonso, Luis Cernuda, Vicente Alexandre, Gerardo Diego, Manuel Altolaguirre, Rafael Alberti, Federico García Lorca son integrantes; la estudiosa Rocío Lineros Quinteros, señala cuatro puntos en común que unieron al grupo: “ La ciudad, la naturaleza, el amor como experiencia plena, el compromiso social”; la mayoría llegó al mundo entre la última década del siglo XIX, la primera del siglo XX; muchos fueron integrantes de la Residencia de Madrid, donde abrevaron en corrientes del pensamiento liberal, crítico y libertario.
“Verde que te quiero verde. / Grandes estrellas de escarcha, / vienen con el pez de sombra/ que abre el camino del alba. / La higuera frota su viento/ con la lija de sus ramas, / y el monte, gato garduño, / eriza sus patas agrias. / ¿Pero quién vendrá? ¿Y por dónde…? Ella sigue en su baranda, / verde carne, pelo verde; / soñando en la mar amarga. / Compadre, quiero cambiar/ mi caballo por su casa, / mi montura por su espejo, / mi cuchillo por su manta. / Compadre, vengo sangrando/ desde los puertos de Cabra.” Fragmento, “Verde que te quiero verde”, F G L.
El catálogo de libros del poeta de Fuente Vaqueros/ universal, se enriqueció con los siguientes títulos: “Romancero Gitano”; “Poema del canto jondo”; “Primeras canciones”; ” Llanto por la muerte de Ignacio Sánchez Mejía” y los libros póstumos “Poeta en Nueva York” -1940-; “Sonetos del amor oscuro”, obras que son cimientos sólidos del reconocimiento bien ganado por el granadino, que utilizó en sus textos formas del canto popular; la música en su tarea creativa, es esencia y fin. En su tarea de dramaturgo, “La casa de Bernarda de Alva”, estrenada en 1945, en la Capital de República de Argentina, por la actriz y directora teatral hispana, Margarita Xirgu, es una de las perlas de su labor teatral que tiene entre otras creaciones: “Mariana Pineda”- 1927-; “La zapatera prodigiosa”- 1930-; “Retablillo de Don Cristóbal”, – 1931-; – “Así que pasen cinco años” —-1931-; “Bodas de sangre”- 1933- ; “El público”- 1933-;Yerma”- 1934; “Doña Rosita la soltera o el lenguaje de las flores”-1935- ; en 1955, se publicó su obra completa con prólogo de Jorge Guillen y epilogo de Vicente Alexandre; la edición editada en España se publicó en Buenos Aires; Argentina, convirtiéndose en obra clásica.
“Ante todo soy músico”; Soy el loquito de las canciones” F: G.L.
El 16 de agosto de 1936, en Granada, milicianos dirigidos por Ramón Ruiz Alonso, dirigente de las falanges y diputado por la Confederación Española de Derechas Autónomas, detuvieron en la casa de la familia Rosales a Lorca, que se refugiaba del acoso de sus perseguidores que lo buscaban por sus declaraciones contra las injusticias sociales que se imponían al pueblo español. La represión en contra de artistas y pensadores era común, convirtiendo a creadores, libres pensadores, republicanos, en blanco propicio para violaciones a los derechos humanos y muerte; “Le pegué dos tiros por maricón”, palabras pronunciadas después de la madrugada del asesinato, en los bares de Granada, atribuidas a Juan Luis Trescastro, es muestra de la brutalidad del crimen de aquel verano. Miguel Caballero escribió en: “Las 13 últimas horas en la vida de García Lorca:” García Lorca como sus compañeros fueron trasladados en coche desde la Colonia- cárcel franquista donde los republicanos esperaban la muerte, al Barranco de Viznar” lugar escogido por los captores para llevar a cabo el fusilamiento, bajo las luces de los automotores que los iluminaban para que no fallaran las balas disparadas por la barbarie.
Conmemorar los ochenta y siete agostos de su asesinato, nos permite pensar que la tragedia no debió pasar y que no debe seguir pasando; que la violencia no puede continuar atentando contra la vida; que, en estos calendarios llenos de desaparecidos, Federico es uno de los que lograron vencer el olvido, con palabra y obra. La cantidad de lectores y el prestigio le crecieron a su obra, a la par de la ausencia física del poeta y dramaturgo que en poemas y obras teatrales sigue vigente como el Verde, signo de esperanza y vida. En estos tiempos resulta necesario volver a los textos de Lorca, por ser un canto a la vida, también de indignarnos por su muerte, que como señalara Manuel Rivas: “Es una derrota de la humanidad”.
“Si yo pudiera mocito, / este trato se cerraba. / Pero yo ya no soy yo/ ni mi casa es ya mi casa. / Compadre quiero morir/ decentemente en mi cama. / De acero si puede ser, / con las sábanas de Holanda/ ¿No ves la herida que tengo/ desde el pecho a la garganta? / trescientas rosas morenas/ lleva tu pechera blanca. / Tu sangre rezuma y huele / alrededor de tu faja. / Pero yo ya no soy yo/ ni mi casa es ya mi casa/. Dejadme subir al menos hasta las altas barandas/ ¡dejadme subir!, dejadme/ hasta las verdes barandas. / Barandales de la luna/ por donde retumba el agua. /Ya suben los dos compadres/ hacia las altas barandas. / Dejando un rastro de sangre/. / Dejando un rastro de lágrimas. / temblaban en los tejados. / Farolillos de hojalata/ mil panderos de cristal, / herían la madrugada.” Verde que te quiero, verde fragmentos. FGL