LA APUESTA DE ECALA
¿Sabe por qué estamos tan mal como sociedad?
Hoy en día amable lector, ante una gran tristeza, nos damos cuenta que lo sucedido en Nuevo León, acerca de aquel niño y sus compañeros, que enlutó a toda la sociedad, no es otra cosa que el resultado de nuestra propias acciones.
¡Sí! Como leyó, Usted y un servidor, somos culpables de esta manera de pensar, tan radical, en donde se aprecia que la violencia, es un sistema más de nuestros días.
Es tan común, que pasan miles de casos de violencia todos los días, y nos hemos acostumbrado a ella, de tal modo, que hasta que es un caso excepcional, como el ocurrido en Monterrey, alzamos la voz, volteamos a vernos, nos decimos miles de cosas, “filosofamos” acerca de los culpables.
Y cuando pasa el tiempo, sabio médico de la vida, seguimos en nuestros trajines y cotidianeidades.
Pero… al rato… otro caso trágico, y volvemos a la reflexión, o a tratar de hacerla.
¿Qué no podemos parar todos los días y al llegar la noche hacer un examen de conciencia?
¿Qué de a tiro estamos tan mal?
Que ni una pensada hacemos, hacia el tiempo que debemos aprovechar al máximo, no es mañana, es el día de HOY que es un regalo, y que hay que hacer todo lo posible por sanar nuestro corazón, hacia nosotros, hacia quienes nos rodean y hacia Dios principalmente.
¿Sabe porqué estamos tan mal como sociedad?
¡Porque vivimos alejados de María Santísima y su hijo Jesucristo!, por eso nos pasan estas cosas tan fuertes y llenas de “sinsentidos”
Porque en algún lugar, en el tiempo y el espacio, a alguien se le ocurrió mencionar que vivir con la Iglesia Católica no era bueno, era fuera de lo social y no estaba bien que los valores, la ética y la moral católica, se adentrara en el gobierno, en las instituciones públicas, en las familias.
Porque cuando alguien trata de ser vanguardista e innovador, toma el estandarte de pegarle a los valores.
Porque cuando platicamos acerca de las cosas que valen la pena, nos andamos distrayendo, que si por que se quieren juntar personas del mismo sexo, que si pueden adoptar, cuando como sociedad deberíamos de estar tomando la antropología católica e insertarla en todos los sentidos de nuestras vidas.
Hacer leyes que protejan la calidad humana, el sentido de la vida, bajo una esperanza que le de sentido a los jóvenes, para vivir, que se proteja a la familia, desde el sentido más puro de la naturaleza.
¿Qué piensa un muchachillo hoy día?
Hoy día quieren ser famosos en el “yutube” o en el “feiz”, desean tener más de un millón de amigos, como cantara Roberto Carlos allá en los 70´s.
Hoy la sociedad hueca, la de plástico brilloso y cintillas doradas, solo ha dado a conocer lo peor que como personas, podemos ver cuando estamos alejados de los valioso, de lo trascendental, de lo humanamente natural.
La sociedad pone a reto a todas las instituciones, incluyendo el Sacramento Matrimonial, la familia y a la Iglesia misma.
Nos obliga a reflexionar acerca de quienes y en donde están, los últimos bastiones de la moral católica y la antropología.
Soporte de una formación sólida entre los niños, niñas, jóvenes y adultos.
¿Será la Iglesia Católica el último bastión de defensa de la familia natural?
¿Estamos ante la presencia de una nueva reevangelización de todos los actores sociales? con el fin de no volver a ver, ni siquiera algo cercano, a las agresiones de este niño y sus compañeros.
Cuantas preguntas más pueden surgir.
Las personas han abusado de las condiciones de riqueza, el que tiene mucho, cada vez le llega más y el que tiene poco, cada vez menos tiene.
Y aquel que no tiene, se hace de todo, aunque no sea nada moral, para llegarse más y más dinero, en ciertos casos.
La crisis de la clase política es inacabable, la crisis de la sociedad, se ve reflejada en los actos violentos como los de Monterrey, y la lista es inacabable, mencionando a los 43 y muchos más.
¿Qué ve un chiquillo de una escuela en su entorno? ¿Estamos como padres de familia cercanos a los contenidos que se ven en las redes e internet?
¿Es una buena nana las tabletas digitales?
Algunos preocupados por el Trump, y acá en México nos estamos cocinando sin darnos cuenta, como aquella rana, que al sentir el agua calientita mejor se quedó dormida, hasta que se hirvió.
¡Hay tanto que reflexionar como actores propios de la educación! En todos los niveles, desde preescolar, primaria, secundaria, bachilleratos universidades e institutos de investigación.
Por eso todos aquellos que estamos en la educación, incluyendo a las familias, primera escuela de evangelización y valores, nos tenemos que poner de acuerdo, con acciones, hacia lo que debemos hacer.
Maestra de escuela pública de primaria, abona a que los alumnos tengan el aprendizaje correcto de los contenidos educativos de tu plan de estudios, pero también, inculca la ética, los valores y el respeto.
Ya deja de andar catalogando a los niños y niñas por sus síndromes, que si uno que si otro, ponte las pilas para lograr el cambio social que deseamos.
A los maestros de secundaria, tú eres relevante en la formación del adolescente, si los padres de familia a veces no hacen caso a los chicos y chicas, hazlo tú, comprométete a tener mayor incidencia en ellos, en su moral y en sus comportamientos.
Deja de darles “condones” a diestra y siniestra, los embarazos en adolescentes no se arreglan con eso, se evitan al dignificar a las personas.
A las maestras de bachillerato, inculca en ellos la fortaleza de una figura sólida, de lo correcto y el bien hacer, el respeto entre ellos, hombres y mujeres, y recalca lo valioso de cada uno de los sexos.
En vez de andar esperando la quincena para ir al café.
A quienes nos toca en las universidades el trato con los jóvenes y las chicas, seamos verdaderos ejemplos de moral y trabajo, hagamos todo lo posible por lograr que se acerquen a las universidades, por todos los medios, que la mayoría, no se quede sin estudiar.
Que el gobierno se encargue de abrir la cobertura a los egresados de bachillerato, y que las universidades sean cercanas, tanto a la economía de las familias, como a la comprensión de apoyos y becas, para que nadie se quede sin estudiar.
Y que las Universidades privadas, tengamos esquemas de acercamiento, para lograr que los jóvenes se formen en la moral católica, en la cercanía de los valores.
Que cada colegio de profesionistas, baje el conocimiento a las escuelas en todos los niveles, para que los jóvenes mantengan un rumbo en la vocación que deseen para su futuro, eso les da esperanza, y dejan de pensar, que solo la violencia es el camino.
Que cada actor de la sociedad, desde su trinchera, deje en los niños, niñas y jóvenes, verdaderos ejemplos de trabajo, honestidad y esfuerzo, para que seamos un tejido social sano, bien formado y con el mínimo de problemas.
¡Si hacemos todos lo anterior ya vamos de gane!
Pero si además de nuestras acciones, nos acercamos al corazón inmaculado de María Santísima y al Sacratísimo Corazón de Jesús, aseguro rotundamente, que tendremos la luz que nos guíe a las mejores decisiones, y formar mejor, a quienes son responsabilidad puesta en nuestras manos.
Porque amar a Cristo es un acto diario, y que involucra a todas las personas, y a toda la sociedad.
Descansen en paz estos chiquitines de Monterrey.
Luego entonces amigo lector, no nos quejemos del México que estamos viviendo, porque en ello nos quede claro: ¡Tenemos el País que queremos!.? Esa es mi apuesta, ¡y la de Usted?…
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