En un lugar de San Luis Rey, camino de las minas del Potosí.
Un grupo de insurgentes al imperio se reúnen ante las noticias que vienen desde Francia acerca de las dificultades que enfrenta el propio emperador Napoleón tercero en contra del imperio Prusiano – que se dicta que varios de ellos están infiltrados en el imperio mexicano con el afán de que no camine de manera correcta, son masones de la vieja guardia de los bálticos- el deseo de que el emperador francés enfrente a una de las dinastías de mayor jerarquía de Europa pone en alerta al emperador Maximiliano.
Sin el apoyo de Francia el imperio mexicano se debilitará, cierto que sus ejércitos conservadores como el de Mejía y Miramón le sostienen – acompañados por el locuaz príncipe Salm Salm- la mano férrea de la ley se aplica, pero los conflictos internacionales serán quien verdaderamente dé el tiro de gracia al emperador mexicano.
Los cofrades que se reúnen en el edificio de la antigua masonería mexicana – ahora abandonado- desean dejar claro la fortaleza de volver a sostener el país entero en la constitución de 1857, aquella que dolió en el alma a las cúpulas del poder de la iglesia mexicana, a tal grado que han pagado por décadas ejércitos completos, mismos que hoy sostienen el imperio; a su vez el emperador mexicano aplica políticas liberales en lo que conforma algunas maneras de realizar el comercio, uso de los inmuebles nacionalizados a la iglesia e inclusive ¡Promulga leyes a favor de los indios y sus comunidades! Vaya que descaro, dicen los conservadores.
Los cofrades que se han presentado son magistrados en lo de ellos se sabe, deontólogos del derecho que desean una vez se vaya observando el eslabón más débil del imperio mexicano para que de una vez y para siempre ¡No exista opción alguna de volver a ser imperio! Ni de manera lateral ni de forma explícita.
¿La razón de la reunión? Sencillo, establecer la ruta de lograr que basados en la constitución de 1857 se declare como traidor a la patria al emperador Maximiliano, a sus generales José Tomás Mejía y Miguel Miramón, así como a cualquier persona que sea súbdita, noble o cercana con carácter de lograr que fuera la pena capital su única salida, para ello deben diseñar una ruta que convenga a todos, al propio Benito Juárez, a los norteamericanos y a prusianos infiltrados que son quienes han mandado llamar a esta reunión.
El santo y seña para lograr entrar a la reunión es “Fuerza y República” – por una columna de mucho gusto por los lectores en el periódico Siglo Diez y Nueve, que está en contra del imperio- al ingresar un grupo de apoyo les indican su lugar y les hacen saber que el rostro no debe ser descubierto hasta que se les haga de su conocimiento. Antifaces, medias caras, óvulos o grandes catalejos sirven de disfraz ante la arremetida de vinos de calidad y viandas del buen turero.
Es difícil observar mujeres en estas reuniones, las que logran entrar representan el capital de alguna pudiente familia que busca el apoyo a cambio del apellido del esposo ¡Simples prendas al mejor postor de abolengo! Pero en muchas ocasiones, al saberse deseadas por los pretensos de alcurnia ¡Toman idea y aportan temas a la sesión!
Al comienzo de la sesión se tornan alegres y de buenas formas los saludos y la algarabía, aunque se desconocen por tema – así lo marca el protocolo- algunos astutos previamente se hacen llegar cartas para ponerse de acuerdo en la toma de decisiones “…traeré un clavel en la solapa” o “tendrá en la espada un listón azul marrón”, para identificarse.
Una de las familias de mayor jerarquía en San Luis Rey son los padres de la esposa del general conservador Tomás Mejía, su joven hija ha tenido que sufrir formas y modos de un conservador de origen pame-chichimeca, quien el dinero es repartido a toda la comunidad de Pinal de Amoles fundando una junta de beneficencia, haciendo que la hija deambule junto a su esposo por toda la nación sirviendo más como un valet, que cómo esposa.
Esta familia es la que desea de todo corazón termine este imperio a la causa y consecuencia por el bien de su hija y el lograr volver a mirarla – ¡Por los hijos uno hace cualquier deuda! – pregona el padre. La reunión comienza y en la mesa ya se da el debate desde diferentes formas:
-… si buscamos el fin del imperio por el simple hecho de estar aquí ¡Ya somos causa del cadalso! Si se llegara a infiltrar los presentes, por ello agradecemos su atenta presencia, pero la ruta está escrita ¡Nos alineamos a la traición a la patria! Por parte del emperador, a quienes a partir de este momento le llamamos “Enemigo declarado de la nación” – a lo que todos alzaron la voz de fuerza- estamos aquí reunidos quienes daremos fuerza al levantamiento completo de la nación en contra del imperio ¡Tenemos noticias desde Francia que los prusianos han ocupado territorio franco! Eso mantendrá al emperador francés ocupado, además de que requiere hombres a la guerra ¡Vaciarán nuestros territorios de hombres que lucharán en este nuevo conflicto! Eso les llevará por lo menos un año en lograrlo ¡El imperio se debilita! Es ahora o nunca cuando debemos dar el golpe final-.
A lo largo de la reunión se habló de la conformación del ejército del norte con los mejores hombres, reunir a toda costa los reductos de los ejércitos de oriente y del centro, lograr las negociaciones suficientes con los norteamericanos para que financien las armas que se requieren y el parque de guerra, preparar los juicios y los antecedentes tanto para el emperador Maximiliano, sus generales y gente de cerca.
Para el caso del príncipe Salm Salm se deberá realizar con lujo de detalle una carta a su familia en Europa para que lo conminen a desertar del ejército imperial, debido a que para él es una simple aventura, en caso de negarse, será enjuiciado con los mismos tratos de traidor a la patria y las consecuencias que de ello resulten ¡Así se acordó!
Se habló del poderoso ejército imperial que corona las sienes del general Tomás Mejía ¡Mesías de la patria! – le hacen llamar- a quienes casi toda la concurrencia está a favor que se le perdone la traición por los hechos de honor y valentía que ha realizado a favor de la patria ¡Desde la expulsión de los Apaches! Hasta el enfrentamiento con los norteamericanos – quienes inclusive hoy le tienen puesto un “reward” por mil dólares quien lo presente vivo o muerto, por orden del juez del estado de Texas- ¡Es un héroe cegado por los embrujos del imperio! – Mencionan algunos.
En acorde a lo establecido se firmaron las hojas de todos los concurrentes con nombres reales, dejando por alto que la emancipación ha comenzado ¡Muerte al emperador! – ¡Muerte! – gritaron todos.
8 de mayo de 1865, ciudad de Querétaro.
El departamento imperial de Querétaro -quien ya no tiene gobernador sino prefecto, no hay diputados ni representantes populares- recae ahora la responsabilidad del buen cristiano, padre y hermano, gran tutor, poeta del imperio, responsable de estas tierras del marquesado del Villar del Águila, Orden de Guadalupe, Ledesma de la Fuente y Mariscal de Castilla Don Manuel Gutiérrez de Salcedo y Gómez, hombre recto a cabal y fiel generoso con las costumbres, desde sus adentros ha marcado una línea férrea en esta pequeña ciudad que es la puerta para el camino real de las minas del potosí: ¡Imperio o muerte!
Esposo de Doña Dolores Nájera tuvieron como hijo a Manuelito Gutiérrez Nájera, que a pesar de su corta edad ¡Escribe poemas como nadie! Tendrá un futuro halagador.
Ocurre que en esta pequeña ciudad de violáceos atardeceres se encuentra una disyuntiva ¡Hace ya dos años que no hay ejército de Querétaro! El general José María Arteaga – quien perdió la ciudad en 1863 a manos del general Tomás Mejía quien luego se nombró gobernador por quince días- los soldados liberales que había, ante la orden de Mejía, huyeron y se colocaron en el ejército del norte, así que la ciudad se quedó con la policía imperial – aquella conformada por soldados queretanos que fueron encargados de cuidar su propio barrio con la única diferencia que su mosquete no tiene bayoneta- ¡La población se queja que no se sienten seguros!
¡Ladrones, hurtos, mujeres manoseadas, improperios y borrachos le tunden a toda la ciudad! ¿El principal motivo? Las fiestas patronales.
Cierto es que la prefectura le otorga al imperio el mínimo de pago por los impuestos, gravamen al ganado, cosecha, producción de rones, azúcar -Estas tierras son ricas en producir el mayor número de botellas de ron, toda la ciudad la cubren plantíos de caña en un clima ¡Hasta tropical! Con su frondoso río- producción de dulces, importaciones, expendios de licores y el último impuesto imperial por la educación gratuita. El tamaño de la ciudad es la constante.
La inseguridad por las fiestas patronales – casi una cada tres semanas- las kermeses del ayuntamiento para recaudar algunas monedas para la manutención de los sueldos de los policías, los apoyos que otorga la ciudadanía le está dando la fama que en Querétaro ser policía es un oficio ¡Que vale la pena practicar! Así que son consentidos.
-¿Entonces cuál es el problema alguacil? Me está diciendo que hay revuelas y que las personas están molestas por los ebrios y la inseguridad, pero no dejan de dar dádivas a los policías imperiales ¿Eso no le suena incongruente? – pregunta Don Manuel Gutiérrez de Salcedo y Gómez, quien recibe el reporte cada día por las noches-
-¡Sí señor! A lo mejor no me doy a entender mejor, pero, las señoras comadronas que van a esperar a sus hombres de las fábricas de textiles acusan de que algunos negros esclavos les faltan al respeto y le hacen al cariño inmoral – tocarlas-.
-Ya se ha hablado con el señor Cayetano acerca de que sus esclavos molestan a la ciudad, que debe ser severo con mantenerlos en sus lugares o le aplicaremos el sustrato de esclavos y los liberaremos ¡Estados Unidos terminó con la esclavitud! No me es difícil solicitar el bando de rendición y libertad de mexicanos en el imperio, ajustándome a la ley de libertad ofrecida por el soberano emperador.
-Sí señor, aunque las demás quejas hablan de robos. – ¡Por dios señor! En estas ciudades del bajo imperio no se puede hablar de robos porque las personas entran a las casas de todos ¡Seguro entre ellos se prestan cosas y no se devuelven! Dígame ¿Qué pasa con los cuerpos encontrados los últimos días? Traen entre sus ropas parches de las cofradías en las que participaron ¡Infelices hombres! Seguro alguna deuda de caballeros. – ¡No señor! Creemos que es alguna venganza. – Debemos de inmediato tomar cartas en el asunto ¡No debemos generar un miedo colectivo! A la calle todos los policías y se terminaron los descansos para ir a comer a sus casas ¡Los quiero de tiempo completo en la ciudad!
Una de las ciudades que han aplicado las ordenanzas del imperio a carta cabal es Querétaro, la educación gratuita, protección a las madres de familia, comida expuesta por la casa del general Tomás Mejía a quien lo solicitara, el control de la venta del pulque a altas horas de la noche, la colocación del postal imperial y de los sellos de ganancia – billetes- la tolerancia a las trabajadoras sexuales – que abundan al pertrecho de la intimidad y costumbres al no tener todos para mantener una consorte- las cárceles están a tope de los detenidos, en su mayoría simples esclavos de las fábricas textiles que estuvieron en el lugar equivocado ¡En la hora equivocada!
La seguridad en la ciudad se basa en dos grandes pilares, por un lado, la conformación de veinte ciudadanos que hacen de concejales, jueces municipales, correccionales para la aplicación de las ordenanzas y rigen a la ciudad bajo el mando del prefecto quien preside esta junta, pasa como juez del tribunal supremo del imperio; por el otro el alguacil, ambos se encargan de hacer valer el orden, como si fuera un reinado europeo las decisiones fuertes las toma el alguacil, pero la orden de pena capital y sentencia las ejecuta el prefecto con carácter de máxima autoridad del imperio.
¡No siempre salen las cosas bien!
El negro Etumbe – castellanizado ya como José Salvador- es el principal de la hacienda de Don Cayetano Rubio, quien a látigo e intimidación logra emular los sistemas de esclavitud de aquellas grandes haciendas del sur de los Estados Unidos y que propiciaron la guerra separatista que ya ha terminado, esto para mejorar las ganancias en su producción, claro al tenor de poner fin a la esclavitud, situación que no ha sido eliminada en su totalidad por aquellas tierras.
Este rozagante hombre de ébano ha sido acusado por varios vecinos de la gran plaza de ser quien ha quitado la vida a varios de los cofrades que viven en la ciudad – se distinguen por traer parches en sus ropas a virtud de la cofradía a la que pertenecen- se coloca por detrás de la víctima, les toma del cuello y con su fuerza quita el último suspiro ¡Simplemente caen y él se retira! Ahora el alguacil hace de poner una trampa junto con sus hombres para lograr capturarle.
Pusieron un policía como señuelo utilizando el abrigo de un cofrade muerto con anterioridad, quien camina ¡Sudando frío de terror! Ante el inminente abrazo de José Salvador, sus compañeros y el alguacil están en sus posiciones. Al tiempo se acerca el hombre de ébano y sin mediar ¡Sorprende al señuelo y le toma del cuello! Todos corrieron para sostener a semejante complexión ¡Dos más sostuvieron el cuello de Etumbe ¡No pueden zafarle! ¡Se escuchó una detonación! Ya casi al suspiro final el policía señuelo logró zafarse ¡Haciendo un disparo a quemarropa al cuerpo del atacante! Quien le soltó no sin antes propinarles porrones y trompadas a los policías ¡Les superó por mucho! Pero después de varios intentos ¡Lograron hacerle captura! Lo presentaron ante el prefecto de la ciudad quien con varios de los concejales ciudadanos le comenzaron el juicio para pena capital por sus obras. Después de varias audiencias Etumbe solicitó hablar a solas con el prefecto ¡Le fue concedido! Una vez en el salón simplemente le dijo:
-¡Señor solo cumplí las órdenes del imperio! Acabar con todos los participantes a la insurgencia en la ciudad del potosí, de los cuales mi señor ¡Aquí en esta ciudad contamos más de veinte y el cinco! Si no lo hago yo señor ¡Vendrá otro y lo hará! No parará.
Continuará…