El general Tomás Mejía lleva una profunda crisis emotiva, la derrota en el norte lo ha dejado exhausto, su ejército está derrotado y cansado, las mujeres que les acompañan también llevan semanas con los rosarios, misas y ejercicios para elevar las ánimas de sus difuntos al eterno descanso, la ruta del regreso es tomar de nueva cuenta – como ya dos veces ha pasado- la ciudad de Querétaro, pero antes ¡Debe llegar a San Luis Rey del Potosí! – así lo llaman los ejércitos conservadores- dónde debe tomar la plaza, alejar a los republicanos y no dejar reducto alguno de los masones que dominan la ciudad, aquellos férreos académicos de lo que debe ser como república México, que añoran por años, tan similar a la norteamericana que de sí ¡Tampoco ofrece un devenir sólido! Pero que cuando tuvieron la oportunidad de hacerse de ella por toda la nación ¡La desaprovecharon con peleas internas entre su centralismo y federalismo!
¡Añoran esos años los liberales!
Lo periódicos tunden a los republicanos, El Diario Oficial del Imperio ha dejado claro las condiciones de sostenibilidad en las cuales todos los días brillan las ordenanzas que estructuran un imperio que ha dejado boquiabiertos a los republicanos ¡Inclusive a escondidas algunos de ellos coinciden! Los periódicos no solo dan a conocer las noticias del imperio que a todas luces se observan ordenadas y bien distribuidas, se aplican, supervisan y logran mantener un foco de paz ¡Al menos en la ciudad de México!
L´Estafette representaba uno de los periódicos de mayor tiraje, que consistía en lograr dejar clara las falsas noticias que en contra del imperio daban periódicos como El Espíritu Público y La Cuchara en donde varios articulistas habían dicho “…que el imperio se sostiene solo por la voluntad de las coronas europeas, sin tino, libertad ni decoro…” lo cual la Prefectura Política del Departamento del Valle de México – encargada de la censura de los periódicos de oposición y los propios- habían leído tales aberraciones y de inmediato enviaron dos sendos avisos de suspensión de acuerdo a lo acontecido.
La Cuchara se había encargado de hacer del conocimiento de sus lectores que “ …a dónde estuviera la carreta con el número 17 que transporta al señor Benito Juárez sea considerada el último reducto de la república, haciéndola inclusive itineraria, logrando con esto que el México liberal republicano aún no ha muerto… ¡Mientras esa carreta ande la República vive! ” de inmediato la prefectura política tomó cartas en el asunto y en el delicado segundo intento de dar a conocer esta noticia ¡Llevó a la clausura del periódico de manera definitiva!
En el periódico La Razón de México donde se había suscrito un decreto del emperador donde se daba la tan anhelada libertad de prensa se escribió:
“…El emperador ha querido ampliar la acción de prensa, dando la libertad que por tanto tiempo ha carecido y aprovechando nosotros de esta concesión liberal y generosa vamos a establecer un periódico para defender los verdaderos principios de orden, de libertad y progreso con sus legítimas consecuencias…”
La verdad es que no se dieron permisos a más periódicos, los cuales tuvieron solamente que mantenerse son sus comercios que los sostenían, para que nuevos periódicos se abrieran deberían de estar al mando de conservadores y que inclusive sustentaran lo hecho por el imperio, así que varias creativas soluciones fueron surgiendo a par de no considerarse una prensa oficial, y cuidar lo que escribían en los periódicos opositores que cada vez bajan más la metralla escrita.
¿Qué mejor manera de hacer lleguen las noticias del imperio a las manos de los pobladores? Sencillo, con un Almanaque que al venderse los espacios de propaganda a los diferentes expendios de mayor importancia como comercios, tiendas, establecimientos, papelerías y sastrerías de prestigio ¡Se pague solo! Dando a conocer desde las consideraciones de ordenanzas del imperio, hasta el santoral, días del año y las garantías individuales de todos y cada uno de quienes viven bajo el imperio ¡Con un éxito rotundo! Además, que no hay escritos en contra del imperio y se controla por la prefectura lo dicho. Como aquella del prestigiado editor Eugène Marie Maillefert, quien a mando del imperio constituía todo un almanaque de comercio, no solo para hacer perenne las órdenes, sino para dar a conocer los comercios de mayor auge
¡Es de moda ahora escribir libros de mano propia!
Algunas papelerías hacen sus ventas fuertes, tanto de tinta “Encré Syrienne” que permitía una caligrafía lubricada y sin necesidad de utilizar tanto el tintero, lograr que un escrito fuera leído por varios ¡Aunque fuera uno solo! Libros de páginas en blanco tunden por toda la ciudad de México para que valientes escritores de puño y letra ¡Hagan perenne su emotivos escritos! Novelas, cuentos, chismes, poemas, dimes y diretes de vecinas y borrachines de alcurnia se dan a conocer por las calles, al ser el libro que mayormente estuvo en varias casas – eso se logra porque cada persona que lo leía firmaba en las hojas en blanco el final- los editores descubren que son de interés y que seguramente si los imprimen ¡Será un negocio lograr venderlos! Más de uno querrá aquella novela, cuento o simple morcilla de vecinos ¡Para el agasajo de la hora del café!
Ante la moda que cualquier persona escribiendo en estos libros en blanco lograría ser famosa ¡Sucumbieron los clásicos mexicanos al plagio y rendición! Por todos lados se leen los tintes de Fernando Calderón acerca del amor, la patria y la fe; en estos libros, al darse cuenta las familias de ello ¡Envían por escrito algunas referencias del plagio! El libro se convertía en la comidilla de la vecindad ¡Los pleitos no se hicieron esperar! Otros autores de gallardía también sufrieron el plagio como Juan Valle, Juan Díaz Covarrubias o Florencio Manuel Del Castillo quienes de igual manera fueron arremetidos por las personas que en busca de la fama ¡Cayeron en la tentación de la cruel mentira!
Ante esto la Prefectura Política del Departamento del Valle de México tuvo a bien escribir un reglamento en donde cualquier editor se le obligaba: “… realizar la edición en cajas de imprenta, con capitulares, en orden al índice y con páginas consecutivas, nombre del Editor, la calle en donde se ubica la imprenta, el año de impresión, si fuera un nuevo tiraje se deberá de resaltar el número de una segunda edición o lo subsecuente, el comercio que paga la impresión y que los títulos personales de autores no reconocidos sean a juicio responsabilidad única de la casa de imprenta…”
¡Esto causó un revuelo por toda la ciudad! La venta de los libros de hojas blancas dejó de llevarse a cabo – algunos continuaron hasta terminarse los saldos- la ciudad recordará este tiempo como ¡El agosto que hicieron las papelerías! “Hicieron su agosto” inclusive así lo mencionan.
15 de septiembre de 1866, Chihuahua, paso del calvillo.
La noche fría congela los pequeños y delicados cristales de la carroza 17, que carga con baúles, archivos, sellos y lo más importante ¡El reducto de los poderes de la unión! Un México escondido en la original constitución de 1857 y otro ejemplar de las Leyes de Reforma, aquellas que provocaron la guerra fratricida donde murieron miles de mexicanos, custodiadas por un piquete de los mejores generales y un pequeño batallón de apenas unos cuarenta hombres ¡Los mejores! Quienes dan la vida por el reducto de ruedas y elegante manufactura denominado ¡El México itinerante!
Dentro de la carroza que observa los destrozos de caminos, valles y senderos va el presidente de México ¡Su garantía es la propia constitución! El licenciado Benito Juárez ha llegado a Chihuahua con noticias alentadoras de la recuperación de territorios por todo el imperio por parte de los republicanos, la caída de Oaxaca por parte del general Porfirio Díaz le da un respiro, aunque su verdadera preocupación es la negociación que se tiene en Washington por parte del general José María de J. Carbajal con el General Hermann Sturm, el dinero lo lleva el general Pedro de Aranda y se sabe que las armas que se compraran, pólvora, municiones, arreos y uniformes deben estar bien confeccionados y que no sean reductos de aquellos de sus guerras separatistas, se debe confeccionar perfectamente los uniformes para lo que se denominará Ejército Republicano del Norte, que los escudos ya lleven la orden zurcida del general Mariano Escobedo ¡Máxima autoridad! Es el mayor secreto que se guarda por parte de los liberales.
No solo es la compra ¡Sino todo el proceso para hacerlos llegar desde Nueva York hasta el destinatario Ejército de Oriente en Veracruz! Una verdadera odisea, los encargados de esta encomienda son el licenciado Justo Benítez y el general Don Pedro Baranda que están sorprendidos por la calidad y seriedad con que se toman los vecinos del norte esto de las ventas de armas.
Las oficinas son dentro de una elegante casa de madera, de aquellas de techos de lluvias y hermosamente bien distribuidas, grandes cristales dan de ventanales con letras realzadas en dorados y negros filos donde se lee: “Mc Clughen & Sons” y en letras pequeñas “New Haven Arms Company” distribuidores, la amplia calle polvosa hace sentir el lodazal que se ha de armar en tiempos de lluvias, apenas otra casa constituyen la avenida, a lo lejos una barra donde venden bebidas como el wisky y cerveza, notándose que entrado el día – anochece a las dos de la tarde- se lleva a cabo el burlesque y la vianda a rienda suelta.
Les atiende Burn Mc Clughen uno de los hijos del introductor de armas, quien lleva décadas vendiéndole a los liberales mexicanos no solo los rifles de recién manufactura, sino la pólvora ya preparada para los tiros, municiones del mejor plomo que existe, fundas, sillas de monta con estuches para las armas, uniformes con las heráldicas de los ejércitos, que estos liberales y en especial el presidente Juárez es el mejor “best buyer” – cómo dicen ellos- en décadas ¿De dónde sacan tanto dinero? Se preguntan.
El mercado es competido, una vez terminaron las hostilidades por los estados separatistas – aquellos que aún continúan esclavizando, aunque ya sea prohibitivo- las fábricas que producen las armas entraron en paro, haciendo de inmediato las gestiones para que las hostilidades no cedan en alguna parte, por ejemplo, hacer saber que en cada casa de Norteamérica es importante tener un arma para protección ¡Así se lee en los panfletos publicitarios de la armaduría! Una vez llegaron los compradores mexicanos fueron llevados a la zona de tiro para mostrar las armas.
-Cómo observan sus señorías cada fusil está perfectamente realizado y pulido – suelta una carcajada suave el general que ahora le hace de vendedor a los bigotones mexicanos- ¡Observad! Si yo tengo la fiereza dentro del campo de batalla, me permite colocar la pólvora de manera inmediata y logra si ustedes observan por este lado – les muestra la munición que entra- al realizar la carga ¡No demoro menos de tres minutos! Eso mis señores ¡Es tiempo de vida! – nuevamente hace la carga y apunta a un tiro que tiene a distancia ¡Dispara! ¡Da en el centro! Regresa el rifle a la caja y les atrae el contrato- contamos el pedido con lo acordado mis señores – mientras firman el licenciado y el general-.
-Estimado Míster, deseo solo una pregunta, nos indica el general Sturm que tiene ya la línea para la logística de hacer llegar el pedido a las oficinas generales del ejército de Oriente ¿Es verdad? – el americano solo ríe- ¿Es su primer pedido mis señores que hace con nosotros? – ¡En la encomienda directa sí mi señor! En otras ocasiones cada general viene y hace su compra con su propio dinero – contestó el licenciado Benítez, mientras el vendedor se arregla su robusto bigote cano y con sus cristalinos ojos azules les da en la mano un manual de cómo se transportan las armas una vez salen del expendio.
– ¿Saben ustedes mis mexicanos porqué hacemos tan bien los negocios nosotros sus vecinos del norte? – con mueca contestan negativamente- Miren, para nosotros vender es un sistema ¡Para ustedes es un trueque! Ustedes gustan chingarse al otro ¡Nosotros gustamos en dejarlos satisfechos en la compra! Ustedes venden una sola vez y se los chingan ¡Nosotros vendemos muchas veces y cada vez los dejamos más contentos! ¿Se fijan? Ustedes los mexicanos andan viendo a quien chingar ¡Nosotros a quien vender! – ni al general y al licenciado les pareció acertado el comentario.
-Dígame Míster ¿Cómo les fue en eso de su guerra? Seguro si son tan buenos cómo vendedores ¿Por qué algunos estados se querían separar del norte? Digo, sin el afán de levantar costras de la herida – el norteamericano no le gustó el comentario y refunfuñando les dio las instrucciones, no sin antes su rostro les mostraba con muecas lo disgustado que quedó – Observen bien porque aquí hay muchos miles de dólares en el proceso, llevaremos todo el cargamento en el Vapor de nombre Vixen ¡Anoten bien! V i x e n – deletrea- lo capitanea el Comodoro Matthew Calbraith Perry, uno de nuestros mejores naturistas militares, tendrán que pagar al general Siurm la cantidad de ¡Seiscientos dólares por semana! Sin excepción, saldrá el día diez de noviembre ¿Sí están anotando verdad? Su llegada será en el puerto de Minatitlán Ver a la cruz – ¡Veracruz pendejo! En su mente se decía el licenciado Benítez- ¡Veracruz! Le dijo educadamente.
Después de revisar el norteamericano unos papeles continuó – Sí quiero decirles que mucho nos preocupan las hostilidades que se dan por toda la orilla del Golfo De México y nos preocupa las incidencias que nos dicen nuestros amigos de Oaxaca, algunos de nuestros capitanes que están llevando armamento a las costas de Campeche mencionan que algunas fragatas francesas custodian los mares y que ha existido hostilidades ¡En el mar ¡- No se preocupe Míster ¡Garantizamos el paso del vapor Vixen! Es una promesa – se dieron la mano mutuamente en señal de acuerdos, tomando la perilla de la elegante puerta que le corona un dintel el busto de Hermes ¡El dios del comercio! El norteamericano les llama- ¡Perdonad mis señores! No han liquidado el pedido- les reviró.
– ¡Válgame que descuido tan grande! – insistió el licenciado Benítez- tomando un maletín firmaron los bonos que se habían comprado en el banco de Nueva York por un valor de sesenta mil dólares.
16 de septiembre de 1866, Nunciatura de la Ciudad de México, visita del encargado imperial de relaciones plenipotenciarias.
Se han mandado hacer misas por todo el imperio para la potestad de la celebración de la independencia de México, en la cual no solo se pide por los héroes fallecidos, aquellos soldados de tropa que levantaron el corazón por la libertad ¡Por las almas de todos quienes intervinieron en la justa independentista! Por las familias que sostuvieron económicamente a los ejércitos liberales. La reunión versa que el imperio ya no quiere que se lleven a cabo las eucaristías ¿El motivo? Se alimenta que una corona europea como la que hoy manda en México, es de igual tamaño que el yugo de la hispanidad que esclavizó estas tierras por trescientos años.
¡Una vez subió el tono de la discusión! Alegaba la nunciatura que ya es en tiempo tarde para avisar a todo el imperio de la suspensión de las misas; el representante del imperio insistió que se haga todo lo posible o se regrese el dinero de dispendio ¡Qué es una orden! Siendo el nuncio mismo que terminantemente sentenció: – ¡Ya no obedecemos ni reconocemos al príncipe europeo como monarca de estas tierras! Me hago responsable de lo que sostengo y aquí está por escrito – le dio la carta en la propia mano- hago oficial la separación de la Iglesia de México del imperio ¡Que Dios nos ampare!
Continuará…