Manuel Vicente Ramón Doblado Partida comanda el Ejército de Benito Juárez que busca por todo lo largo y ancho de la sierra queretana al poderoso Ejército “Libertador” de Tomás Mejía, Leonardo Márquez, Ramón Méndez y varios coroneles que han sido reclutados por “El Mesías” aquel gallardo general que ha hecho estragos en los ejércitos, dentro de la cruel historia de las batallas civiles que ha vivido el México que se disputa entre conservadores y liberales.
¡Jalpan será su tumba! – apostilla en una misiva al presidente Juárez tras buscar a toda costa a este general Mejía que es amado y admirado por los soldados de ambos bandos, hacer valer la constitución de 1857 por medio de la sangre ha costado mucho dinero a los liberales, tanto que aún se negocia las deudas a Inglaterra y Estados Unidos, motivo por el cual la nacionalización de los bienes del clero tiene un objetivo, Francia hace lo propio desde los balcones de Versalles, mientras España observa desde su puerta de Alcalá, México sumergido en la pobreza por la pésima administración de los erarios por los liberales, aguzan de todas las triquiñuelas políticas para lograr deudas y tapar los agujeros ¡Mientras otros se abren!
Ya para estos tiempos Manuel Doblado ha sido tres veces gobernador de Guanajuato, ayudó en la conformación del ejército que creó alianzas con varios estados y lograr un apoyo incondicional a Benito Juárez – extra en varias ocasiones de no estar de acuerdo con los tratados que se apalabran los norteamericanos con el presidente de México, quien jamás ha llegado al poder por votos, siempre por circunstancias- hoy comanda la búsqueda para lograr un enfrentamiento contra el mejor general que ha dado estas tierras a su patria el General Tomás Mejía ¡Le tiemblan las corvas de pensarlo!
Su ejército se conforma de ochocientos soldados perfectamente instruidos en las artes de la guerra, heroicos egresados en su mayoría del Colegio Militar hacen de su gallardía el porte marcial para lograr una batalla de fines históricos, es tal vez el último encuentro entre conservadores y liberales en lo que han llamado la “Guerra constitucional”, después de la sangrienta revolución de Ayutla, pero que también hacen de distracción estos ejércitos conservadores mientras en Europa se negocia la presencia de un príncipe de casta noble ¡Como en los cuentos de literatura! Los católicos insisten que ante las grandes fortunas de deudas que se gestan hoy día ante España, Inglaterra, Francia y Estados Unidos, solo un príncipe con fortunas milenarias logrará sacar a flote ¡Si no se pagan las deudas a los países seremos infinitamente deudores! Aseveran los conservadores.
El debate continúa en los palacios legislativos, mientras que en el campo de batalla se fajan los valientes generales por los ideales que los formaron, mientras algunos soldados – por la paga- solo se trenzan en batalla para cambiar sus vidas y las de sus familias. El general Manuel Doblado es una persona en demasía inteligente, por mucho es el mejor disertador de la causa liberal, los debates literarios en donde se diseñan leyes y nuevas formas de aplicar la justicia son su verdadero expertis inclusive, comandar un ejército le hace de ser un intelectual bravío, de casta, medio aventurero, emociones que sus capitanes no logran captar. Ni tardos logran hacerse de su plática, tratando de escudriñar que demonios hace una figura como él en un campo de batalla tan sinuoso como el que enfrentan. Mientras comen el rancho se hacen de la mesa y casa de campaña del general Doblado, quien en cierto modo molesto les deja ingresar con su comida – ¡Solo por esta ocasión! la camaradería es importante en los mandos- señala. La casa no goza de ninguna comodidad, el ejército que llega a Jalpan a pesar de tener excelentes cadetes también goza de la leva, obligados soldados extraídos de la Guardia Nacional de Manuel Doblado y aquellos que al paso del ejército se han enrolado ¡Por mucho es la única forma de ganar dinero y llevar algo a la familia!
-General agradecemos por indicación mutua nos logre aceptar en su casa de mando, nos sentimos agradecidos ante tal gesto, sabemos que la batalla nos traerá varios decesos de compañeros y consideramos pertinente lograr una pequeña plática con usted, en señal de todo nuestro apoyo- daba el primer brindis el capitán Donceles – hijo de una de las familias de comerciantes más prominentes de la Ciudad de México- ¡Que de salud y gloria nos llenen estos campos de batalla! ¡Por la victoria! – alzaron las copas. Habló el general Doblado.
-Mis señores todos amigos de la patria y defensores de la verdad única de nuestra constitución, el presidente Benito Juárez ha regresado a la Ciudad de México, glorioso dentro de su quehacer, ha encontrado que los tres años de gobierno conservador hemos estado en la ruina ¡No ha quedado céntimo alguno! Debemos de reconstruir nuestras tierras, los conservadores se reducen a un simple puñado de hombres en esta sierra de colores y climas variados. – Los capitanes se miran entre sí esperando haya una pausa en el general- estas tierras son de fácil acceso entrando por San Luis Rey del Potosí, frescos ríos y constantes lluvias hacen de estos lugares un paraíso ¡Vamos por la victoria mis señores! – alzó la copa. – ¡Por la victoria! – le contestaron.
-Mi señor general – insistió Donceles- en mucho deseamos hacerle saber algo que de sí nos tiene con atención ¡No nos quita el sueño! Pero sí deseamos sepa lo que en próximos instantes sucederá, sin premoniciones y sin hacernos de algún hecho diferente que lo que hemos visto con nuestros propios ojos – ¡Sea más explícito- le insto el general Doblado- Mi señor el ejército que enfrentamos con nuestros ochocientos efectivos, más los que se acerquen de refuerzos por la entrada de Bernal, que se sepa ¡Nunca hemos enfrentado al que llaman “El Mesías”! Fuimos capitanes del mismo bando, ahora nos toca de enemigo mi señor… -¿Acaso le teméis? Atajo de cobardes ¡Es un ejército más de los muchos que han enfrentado! ¡Imbéciles maricas! – molesto les reclama.
-No es nuestra intención mi señor molestarle, pero creemos que las instrucciones de lograr caerles en escaramuzas a este ejército es una fácil tracción para que nos liquiden ¡Son maestros en eso! Lo hemos visto ¡El propio general Mariano Escobedo sucumbió a estos quehaceres de la milicia a caballo! Ni siquiera los norteamericanos los lograron vencer- con tacto le comunicaba.
– ¡Mariano Escobedo es un pendejo! Se dejó atrapar por simples trampas de oficio, fueron cañoneados por sorpresa sin respetar los manuales de batalla – ¡Perdón que lo interrumpa general! Es precisamente eso lo que tememos, el Mesí… ¡Perdón! El general Mejía es inmortal señor ¡Yo serví como escolta del propio y no hubo conmiseración con el enemigo! Es un demonio.
¡Dio un golpe Doblado en la mesa y alzó la voz! – Si desde este momento ya mis hombres se vencen al clamor y fama de un insolente ¡Estamos jodidos! Mejía es un traidor ¡Ha servido a sus ideales de manera errónea! – ¡Y de qué forma! – le rezongan sus capitanes entre dientes- ¿Qué dijo? – fúrico le mandó una mirada. – ¿Qué de qué manera mi general? Hábil con la espada solo saca corazones de sus contrincantes ¡No nos vencemos! Creemos que la estrategia debe ser más agresiva.
– ¡Se hará como yo digo! ¿Entendido? – ¡Sí mi señor! – alzaron la voz y saludaron para después retirarse. – ¡Te quedas tu Donceles! Los demás a sus puestos ¡Estamos a nada de comenzar la batalla!
El general Manuel Doblado es hasta cierto punto una persona con la que se logra entablar una disertación seria, entre el buen humor que lo caracteriza, sonriendo siempre, se nota “bonachón” dirían algunos de sus capitanes. De capacidad amplia al debate, aun él mismo no entiende su molestia, Donceles lo intuye y se queda con mucho respiro de tratar de calmarle. Nacido en San Pedro Piedra Gorda- llamada así por sus grandes brotes de agua- se le observa ya con su poco pelo apenas tapando su próxima vejez, es muy hábil en las cuestiones diplomáticas y seguramente si gana esta batalla Juárez lo coronará con alguna secretaria o si mejor le va, parte de algún cuerpo diplomático, pero el capitán Donceles aún se pregunta ¿Qué hace aquí? Donceles lanza la flecha.
– ¿Qué le tiene tan irritado mi general? – Doblado tomó dos copas, las llenó hasta el borde de jugoso vino grano, le dio una- Mira Donceles la situación de México es de por sí extrema, bajo ninguna circunstancia debes de hacer saber a la tropa y tus hombres lo que te voy a contar – le dio un lago sorbo a la copa tratando de encontrar un tono dulce o que calme su molestia ¡No lo logró! Solo subió su leve mareo – el presidente Benito Juárez tiene de buena fuente dentro de su logia que los conservadores han ofertado estas tierras al gobierno de Francia de Napoleón tercero, quien gustoso declina, la idea no parece mala de inicio, si logras que la deuda sea financiada por una de las casas de mayor prestigio en Europa nos quitamos de encima a varios a quienes les adeudamos, pero seremos repartidos en regiones, una parte a los españoles y franceses, otra a los ingleses.
– ¡Pero que locura mi general! – Donceles boquiabierto responde. -Este enfrentamiento contra el ejército de Márquez y Tomás Mejía, una vez que el general Miramón está exiliado, debe de tener como misión hacer que el general y su ejército se nos unan, terminando de una vez y por todas con esta división que nos tiene en un partir ante la comunidad internacional.
-No creo que el general Tomás Mejía logre hacerse de una raíz que lo cambie de parecer, es un fiel creyente ¡Aún cree que es elegido por Dios en una cruzada en contra de los infieles liberales! Si ya sé, se escucha insano de mente, pero sus ideales son sólidos y si usted me lo permite mi general ¡La mayoría de los soldados que lo acompañan piensan igual! No creo que logremos batalla, es más, si logramos una rendición, al estar cerca, podemos comentarle la situación que atravesamos, una conciliación no caería mal.
– ¡La orden del presidente Juárez es matarlo! A como dé lugar, donde fuera, si un príncipe europeo logra llegar y hacerse de los generales Mejía, Márquez y Miramón seguramente tendremos conservadurismo para dos siglos, son por mucho una clase de militares que ya no vemos por estos lugares ¡Los aliamos o perecemos! El presidente Juárez considera que estas tierras que por trescientos años fueron creyentes, fieles a sus majestades, si regresan no habrá poder político que los extermine.
-Si me lo permite mi general ¿Cuánto adeudamos a los países que desean traer al príncipe europeo?
– ¡Ochenta millones de dólares!
10 de marzo de 1861, Jalpan Querétaro, cayendo la tarde.
¡Una estampida de corceles se deja venir por lo escarpado de la sierra! El general Tomás Mejía comanda la segunda escaramuza que deja al ejército del general Manuel Doblado partido en tres proporciones; el ala izquierda cae de manera inmediata con los más de doscientos de caballería que dejan toda fuerza entre espadas y cañonazos del llamado “Ejército libertador conservador” mientras que el general Márquez arremete por el flanco derecho con la misma ferocidad que ya Mejía le había enseñado ¡Los caídos se revuelven entre el agua y la sangre que han hecho todo un lodazal!
El general Manuel Doblado da la orden para que los fusileros reactiven sus armas y logren levantar una nube de pólvora ¡Despavoridos los de caballería de Mejía saben el truco! Después de la nube de pólvora saltan los de caballería de los liberales para el enfrentamiento entre montas… ¡No sucedió! Mejía observa el movimiento ¡Hace la señal a Márquez para que cierren la pinza frente a los batallones! Los soldados liberales corren desde las faldas de la montaña tratando de sorprender, Mejía los espera con su espada alzada y da la orden para que una tercera escaramuza escondida en el frente valle reabra la formación ¡Chocan los de a caballo con la infantería! Los destrozan.
Los capitanes que previamente esperan estas escaramuzas conservadoras han resguardado varios de los hombres para que junto con la caballería dieran el zarpazo final ¡Cambiaron la estrategia del general Doblado sin su consentimiento! Fallaron ¡No existe ejército mejor adiestrado en las cosas de los bridones que los centauros conservadores! Mejía no tuvo piedad y masacró a todo el ejército de los liberales en Jalpan, para la noche del 10 de marzo de 1861 se les prendió fuego a las banderas del enemigo en señal de triunfo.
¡Una vez más Mejía capturó al general de su oponente! Manuel Doblado tiene una herida amplia en su costado de donde emana sangre ¡Nada de preocupación! Es traído a la casa de mando del general conservador quien aún no regresa de su éxtasis de batalla ¡Bufa y camina como hipnotizado! Sus ojos se pierden en el infinito ¡Solo es cosa de calmarse y darán el santo y seña de la batalla! Tomó la palabra su capitán – ¡Victoria general! ¡Vencimos! – ¿Victoria has dicho? No tengo la cabeza de Juárez entre mis manos ¡Esto no es victoria! Vendrán más y más batallas, nos cansaremos de vencerlos ¡Estoy harto! No para la masacre entre hermanos ¡Una y otra vez caen!
Los capitanes se observan mientras tratan de calmar al general con vinos y tabaco ¡Quien los acepta, pero mantiene su locura! – Tenemos prisionero al general Manuel Doblado ¿Qué hacemos con él? -menciona su capitán primero- ¡Traedlo! – a la orden sacó su espada para limpiarla con su pañuelo de batalla que hermosamente deshiló su amada esposa quien esa noche pernocta en la cabecera de Pinal, un frío paraje queretano.
Una vez le trajeron a Manuel Doblado, Mejía lo subió a una monta amarrado de las manos y fueron al campo de batalla ¡Siguen rugiendo los cañones entre ambos mandos! Mejía ordenó que dos escaramuzas más terminaran por liquidar al ejército del general Doblado ¡Delante de sus propios ojos! – Ya no será necesario mi general- le indicó su capitán- ¡Están todos vencidos! – Mejía tomó su espada la alzó, levantó a su azabache bridón sosteniendo en cuartos traseros y dio la orden de que todos se pusieran en sus puestos de nuevo ¡Arreció la orden domando su bridón! Volteó los ojos al general Manuel Doblado y gritó:
– ¡No quiero un solo soldado liberal con vida! ¡Vamos! – la quinta escaramuza fue atroz ¡Ni siquiera tuvieron tiempo de huir! Perecieron sin excepción.
Continuará…