DESDE LOS BALCONES
Senado: Ideología y percepción política
Al ex Rector de la UAQ, hoy Senador y compañeros.
Estas dos cuestiones, que son parte de un mismo fenómeno, no son fáciles de desentrañar; se lo formularon desde la antigüedad hasta ahora y siguen de frente los interrogantes de clase, de élite y de partidos que se representan, cada uno a su manera, el mundo y sus intereses desde su peculiar óptica, así sea la más trivial y alrevesada de lo que es la realidad y ya ni hablar de la historia.
Esto más o menos me cuestionaba ahora que tuve la oportunidad de hallarme, por primera vez, en el nuevo recinto parlamentario de la Cámara de Senadores, donde le buscaba y le rebuscaba a la imaginación, la interpretación menos inmediatista de diversas cosas que se miraban a simple vista y otras no tanto; por ejemplo: ¿el recinto legislativo de la Cámara Alta se me antoja más estrecho, que el de Xicoténcatl, aunque si bien el actual me parece más versallesco a la mexicana, tal y como al hombre de izquierda, Aníbal Ponce, le pareciera la Ciudad de México, a la que le encontrara los extremos de entre Paris y Addis Abeba, la capital de Etiopía.
Aunque me tocó estar trepado en los Palcos de Gayola, desde ahí intenté observar a los personajes, nuevos Senadores de la República, que se abrazaban y se frotaban el lomo, algunos, con franca y fingida afectuosidad, congratulación, autosatisfecha y, los más veteranos, con mayor calculado gozo y complacencia de hallarse ahí por tercera o quinta ocasión.
No me pude quitar de encima un sentimiento de nostalgia difusa, al recordar el viejo y espléndido “Cine Roble”. Lugar desde dónde cómo provinciano recién llegado a la Capital del País, admirando el Cine Soviético, el cine francés y nuestro cine mexicano casi extinto, ya ni hablar del gran cine norteamericano.
Lamenté sin quererlo la desaparición de ese gran Centro de Proyecciones cinéfilas, convertido ahora en la Nueva magnífica Cámara de Senadores. Los 80 años que traigo encima, a ellos les eché la culpa, de mi falta actualizada de percepción, trivializada o no; pero observé y traté, sigo haciendo el intento, de asimilar y procesar todo lo que se alcanza a observar y lo que no, en un conglomerado así tan vasto y variado desde cualquier punto de vista que se le quiera ver.
Mientras miraba el graderío y el presídium de ese recinto, no dejaba de interrogarme ¿cómo fue que pudieron entrar ahí tantos cabilderos, nacionales y extranjeros, de la Reforma Energética, si nosotros hubimos de pasar, no sin obstáculos, varios filtros y acomodarnos como se pudiera en los minúsculos elevadores, mini desproporcionados y en disonancia con el volumen de gente que suele concurrir por varios miles a dicho recinto?
Antes de ahora, me había acostumbrado a conocerlo durante la retransmisión de algunos debates, pero nada más; la observancia directa e indirecta de parte de sus instalaciones es otra cosa radiante y en conflicto antagónico con la pobreza y el marginamiento social que priva en el país.
Me pareció versallesco todo y toda proporción guardada con épocas y circunstancias tan diferentes y distantes; no sé por qué rebuscaba en mis recientes lecturas de Honorato de Balzac, invocándolas como recurso interpretativo de esta compleja realidad que me abrumaba y hería mi sentimiento pequeño burgués campesino que no es poca cosa y que no me deja en paz.
En fin, no me canso de leer y releer las crónicas de ese evento de Toma de Protesta e Instalación constitucional de los nuevos Senadores de la República que representan al país entero. ¿Qué dicen del evento? Lo superficial de siempre. Por ejemplo, ven de otra manera la presencia de poco más de 3 mil obreros mineros que en encerrada y hermética organización circundaron todo el frente de las Calles de Paseo de la Reforma, por donde tantos acontecimientos han desfilado. Realmente me causaron una muy grata y viva impresión, hasta podría decir que fue la mejor de todas y algo que recordaré siempre.
Tres mil mineros rodeando el recinto legislativo de la Cámara de Senadores y ninguna placa impresa en medio alguno y menos en los espacios televisivos del país y del exterior.
¿Qué significan tres mil obreros mineros en un acto parlamentario cómo ese que acaba de realizarse y sus consignas acerca de una unidad obrera y de una minería nacional? ¿Qué significado hay que darle a esa presencia obrera, tan vieja y tan “venerable”, si se me permite decirlo así? Sólo Balzac podría sacarle la significación histórica y la riqueza de una masa así, que ni le da, ni le quita nada a la política transformista de México. “Ahiga sido, como ahiga sido”, este reportero periodista estuvo ahí y ese cúmulo de observaciones no me lo quieta nadie. Seguramente nunca voy a levantar el dedo como ahí se hace…seguramente no abrazaré a colega alguno, ni volveré a admirar las películas de las tantas reseñas del cine internacional que, a pesar de todo no me volvieron cinéfilo hasta ahora. Me quedan retazos que compartir con mis lectores, pero no adelanto nada de los mismos.