DESDE LOS BALCONES
El futuro y la lección de los sexenios pasados
Lázaro Cardenas. Mensaje a Michoacán, Jefe asesores de AMLO
Pareciera que la maestra Elba Esther Gordillo, no ha aprendido nada de la realidad política, por donde transitó tantos años atrás, mismos que le ocasionan ver el mundo al revés y confundir el pasado con el presente y hasta con el futuro que, ahora mismo, ya es otro transita por un rumbo de masas populares, quiérase que no.
La inmediatez de los cargos sindicales, algo que hasta Trotsky sobrevaloró, les hace ver a sus dirigentes lo particular como la general, esto es su estamento reformista sindical, como complemento u opuesto al Estado Político de la burguesía, que es como decir la sociedad civil para que suene bonito.
El primero de mayo de 1988, un grupo de amigos periodistas estuvimos a visitar a don Joaquín Hernández Galicia, al que ya le rondaban los zopilotes en Ciudad Madero.
Cómo pude logré advertir a “La Quina” del peligro, en los siguientes términos: “…se me hace don Joaquín, que la designación de don Fernando Gutiérrez Barrios, como gobernador de Veracruz, tiene dedicatoria contra usted…” su respuesta fue inmediata: “No, es mi amigo”. Está bien le dije, pero luego agregó: “escríbalo”. Nada le conteste, pero para mis adentros dije: no soy tarugo.
La siguiente vez que me entrevisté con don Joaquín, fue el sábado anterior a su aprehensión, ya que él fue detenido en su domicilio el mismo lunes siguiente de madrugada.
Yo no sabía nada en concreto de lo que se le preparaba, pero la intuición me advertía que algo raro ocurría en el ambiente político nacional en contra del líder de los petroleros. Lo mismo podría advertir ahora contra Carlos Romero de Dechamps, aunque las circunstancias son bien distintas, pero cuando va a caer la noche política para estos personajes es, hasta de cierto modo, fácil advertirlo, lo entiendan ellos o no. Si el barco ya va en alta mar, ¿qué caso tiene tirarse al agua? Esto mismo debió ocurrírseles a los pasajeros del Titanic.
A la salida de una reunión improvisada y ya solos en la cabina del transporte que don Joaquín conducía, le dije: ¿“…Y que va a pasar con todo esto después de usted?” Nada respondió, pero yo insistí: “¿y por qué ahora que estuvo usted en México, no fue a saludar a Gutiérrez Barrios, ya secretario de gobernación, y en cambio sí lo hizo con Manuel Camacho? —Camacho es mi amigo, fue su respuesta y, todavía yo me atreví a insistir, “pues trate, cuando regrese a México, de saludar al Secretario de Gobernación.” El lunes siguiente ya en México, dos gentes, extrañas entre sí y conocidos míos, me avisan que “La Quina” había sido detenido.”
Hasta los políticos más experimentados se equivocan en la valoración táctica y estratégica de su lucha con el poder o contra éste.
¿No acaso esto mismo le pasó a Villa en Parral y a Zapata en Morelos? Los errores y los pasos en falso son frecuentes, el general Francisco I. Serrano, cometió el yerro de presionar a don Plutarco Elías Calles, contándole que el ejército apoyaba su candidatura, y el gran zorro de la política nacional que lo era, le interroga, ¿Qué generales te apoyan? A Continuación se comunica con Alvaro Obregón y lo conmina a volverse a la capital de la república, contándole parte de la información obtenida de los actores de aquella sucesión presidencial. El resto de la historia es eso.
Con meses de anticipación se veía la caída de doña Elba Esther. Ella ni siquiera lo notó y tal vez creyó que era parte del juego de los nuevos intereses políticos. Su destino político estaba escrito. Hoy lo está también, pero parece no entenderlo así y cree poder seguir siendo factor de negociación de algo para lo que nunca trabajó: la educación pública del país y su magisterio. Así son las cosas de los sexenios y de la política interna del Estado Mexicano, enfrentado con el exterior con un aeropuerto gigantesco y lujoso, a la medida de nuestro subdesarrollo. ¿Será cuestión de mera ingeniería civil aeronáutica y de suelos, o es un problema financiero internacional, casi una bomba económica de tiempo que podría detonar la crisis de la enorme deuda externa con que carga nuestro país? ¿Para qué construir una obra pública de este tamaño, cuando ya se vendieron las dos compañías aéreas propiedad del Estado? Nadie se lo pregunta y lo financiero es el núcleo central de quienes accionariamente invierten y especulan con el crédito público. Este sí es un enorme problema, no la compra de un enorme avión que no tenía pista de aterrizaje apropiada y, con todo y todo se compró y todavía se debe hasta los intereses que nunca paran de incrementarse.