LA APUESTA DE ECALA
Sucedió en San Juan del Río
San Juan del Río… 17 de junio de 1821
La llegada del general José Miguel Ramón Adaucto Fernández y Félix a la pequeña población de estirpe y riqueza, pero llena de pobres y miseria humana – contrastes de la época- le daban al ejercito que acompaña al general Adaucto, quien se había ganado el mote de Guadalupe – por su fervor a la imagen del Tepeyac- y Victoria, por sus constantes embates con estrategia militar impecable.
En una suntuosa hacienda de mármol blanco y tonos clásicos, así como grandes poltrones y bóvedas de cañón – que más que hacienda pareciera cuartel- le esperaba el general Iturbide.
La reunión no era proclamada como oficial, y no se tenía recuento de un ingreso de activos de ambos bandos, los impecables leales al general Iturbide, no se amedrentaban ante el enemigo, verdaderos leones de batallas ¡a pulso ganado sus motes! no dejaban a enemigo con vida.
Así, los dos bandos de feroces soldados esperaban bajo el frío de la zona – que por la mañana existe una neblina gruesa y que al paso de las horas se difumina para dejar claros los grandes campos verdes de la campiña- y el ruido de los ríos que con caudales arrecian la frescura de las primeras horas.
Los ejércitos se proveen del agua cristalina, en donde cualquier ojo de agua deja ver la riqueza de la naturaleza… y antes los ojos de varios soldados, ¡descubren pequeñas pepitas de oro! en el fondo del río.
¡se arremolinaron todo al agua!… incluyendo los capitanes y mayordomías, tratando de pescar… ¡unos cuantos sí!… ¡los más no!
Pero la distracción y la paciencia para los dos bandos, sirvió de tranquilidad de algunos ánimos caldeados, ¡que por más de 10 años ya llevaban!
El ingreso de Guadalupe Victoria al salón de plenos -de la casona de cantera- contrastaba con la idea que muchos oficiales tenían, acerca de su gallardía y bravura…
En vez de esperar a una estirpe, gallardo y apuesto joven, vieron a un oficial – cierto, curtido por las batallas- pero en nada le hacía el favor al mote de Guadalupe Victoria… ¡aunque en efectividad si tenían leguas de diferencia.
¡el abrazo con Iturbide fue cercano y limpio! no chocaron las espadas – como se acostumbraba a hacer sonar- y se mantuvieron en un abrazo por un momento, observándose y dejándose claro los valores de cada uno… ¡dos poderes que de consumarse uno haría más al otro…los dos lo sabían!
-¡Guadalupe Victoria!… ¡qué honor de sobrenombre!
-¡mi altísima Señora del Tepeyac me acompaña en todas y cada una de mis batallas! ¡soy un prócer de continuar con la divinidad de mi señora!
-¡vaya que te cuida…! ¡vaya que lo hace!
La reunión se departía en saber que hacer una vez que se lograra la libertad total de la América Septentrional.
Le informó Iturbide de la extensión de esta américa… ¡más de 4 millones y medio de kilómetros cuadrados! que la colocaría como la zona desde honduras hasta Texas… ¡sin contar las islas!… ¡y las capitanías de Guatemala…!
-¡un Imperio enorme!- le dijo Iturbide.
-¡no cabe duda que la Nueva España daba de sobra a Europa…! pero sabe una cosa mi general… ¡los norteamericanos están procurando entrar al territorio a toda costa, tratan de incluir en logias a los comerciantes pudientes!…
-He sabido de que ya varios de las logias escocesas desean formar una propia aquí, en esta América, he escuchado de que algunos congresistas norteamericanos están financiando la creación de estos grupos…
Iturbide se sentó en el filo del sillón y recalcó su mano en el hombro de Guadalupe Victoria, quien educado le permitió dejar el gesto…
-¡mira mi general!… deseo me acompañes en la toma de decisiones, si se hace un Imperio, requeriré de tu ejército y lealtad.
-yo… en otro orden de ideas… desearía buscaras una República Iturbide… son tiempos en donde las monarquías están cayendo ya por toda Europa, inclusive la propia francesa… que van en derrote… ¡te recomiendo que ponderes la perspectiva de un congreso y una República… ¡solo así tendrás mi lealtad!…
¡Hablar de República! es porque ya se tenían varios contactos con las logias, de buena fuente Iturbide sabía que los yorkinos estaban infiltrando y capacitando a pudientes de la América a punto de lograr la separación de España – sabía que los propios borbones pertenecían a logias escocesas- pero el ingreso de logias norteamericanas dejaba claro que Guadalupe Victoria estaba ya tocado por la logia.
La convivencia continuó y los diálogos se fueron separando en la insistencia de la República, y un Imperio, con una carta constitucional monárquica.
Al paso de las horas, decidieron partir a sus aposentos.
¡Elegantes cuartos con tálamos empotrados a los muros y luminarias de veladores hermosamente talladas! le daban a aquel lugar, un tinte sombrío, pagano, pareciera que la luz de la presencia de Dios estaba arrinconada, guardada.
Los pasillos largos, alfombrados en tonos cafés, contrastaban con los muros puros y albos, las lámparas de candelabros encendidos con sus velas, y largos espejos le permitían rebotar la luz de los espacios… ¡lúgubres formas se apoderaban de la imaginación de quienes dormitaban!
En los aposentos de Guadalupe Victoria le acompañaba su escolta, un fornido nativo de la sierra de occidente, en donde se nutren de hierbas y la caza de animales, introspectos en fúnebres ritos de magia y hechicería que le dan augurio a lo que sucederá… ¡nigromantes!
En los aposentos de Iturbide, la guardia de su serenísima – mote robado a Hidalgo cuando lo traiciona- toda una guardia poderosamente armada daba vigía al sueño del general… ¡un héroe custodiado por héroes!
La profunda negritud de la noche, que en deterioro de las velas – y al no tener quien las reemplazara por las horas de la noche- parecieran volver los tonos azules a los pasillos – el frío de la neblina que penetraba las botas de los oficiales- le comenzaban a dar diálogos a los escoltas de Iturbide…
-¡anda perro! ¡róbate un brandy de la bodega de allá abajo!
-¡no sería lo correcto!
-¡vamos estúpido somos cinco…! ¡uno menos no hace diferencia!
Risas…
¡en ello un fuerte golpe sacudió el piso!… ¡los cinco saltaron de inmediato y lograron la formación!… ¡dos en la puerta!… ¡uno ingresa a la habitación de Iturbide! y los otros dos caminan hacia el fondo del pasillo… ¡más de doce puertas están de distancia!…
… en completo silencio caminan los dos… ¡evitando cualquier ruido!… entreabriendo sus ojos logran tener profundidad en la mira… ¡pero no observan nada!
Un destello al fondo sin el mínimo recato de ruido… ¡lanzó un proyectil que partió la cabeza del primer vigía en dos! echándolo para atrás… ¡cayendo y tratando de reconocer a su compañero!…
¡de inmediato la formación cambiaba!
-¡todos aquí!… ¡acá imbéciles!… en susurros…
Cuando los cuatro decidieron entrar a los aposentos de Iturbide ¡no estaba!
-¡puta la hora que nos mandaron aquí!- dijo el vigía alcázar.
¡revisaron todo! los roperos, debajo de la cama, entre las cortinas y las ropas, los baúles a los pies de los aposentos… ¡nada!
-¡nos matarán!
-¡vamos afuera a buscar!
Salieron de manera rápida hacia el patio principal de la casona… ¡no había nadie!… ¡no había cocheros! ni campamento ¡no había ni un efectivo!
¡no había campañas ni fogatas!
-¿pero qué diablos es esto?… ¡ustedes dos revisen allá!… ¡nosotros iremos por este lado!
¡al caminar se dieron cuenta que estaban solos!
Cuando regresaron los cuatro a la casa ¡había perdido su candidez!… ¡las paredes rotas y manchadas!… ¡los pisos quebrados y las alfombras no se veían!… los candelabros solo quedaban los esqueletos de que habrá sido en elegancia… ¡aún no salían del asombro!
…¡el mismo destello lo observaron y ahora cayó en medio de ellos Andrés…! el guarda vigía, un excelente tirador a campo abierto… ¡su cabeza partida en dos!
¡de inmediato corrieron hacia el cuarto de Iturbide!
¡bajo las mismas condiciones!… ¡destruido!
Los tres se miraban con miedo y temor… ¡pelear frente a frente en batalla era lo propio! ¡habían sido entrenados para eso!
Pero así, ante espectros y escenarios fuera de la realidad… ¡era imposible!… ¡se juntaron delante de la puerta de lo que hubiera sido los aposentos de Iturbide…!
¡se abrazaron y se quedaron juntos…! ¡esperando indiscutiblemente su final!… ¡ya habían escuchado acerca de espectros en estas zonas de San Juan del Río…¡¡pero no a ellos!…
… ¿por qué ellos?…
¡sollozaban!
La noche cobró su medida justa a quienes le invocan, y le da esperanza, a quien mira el fulgor del ancestral rey sol…
¡Un fuerte puntapié hizo que dos de ellos se cayeran!
-¡levántense trío de pránganas!
¡Era el propio general Iturbide…! ¡que estaba enfurecido por la parranda que su escolta se había puesto…¡¡botellas de brandy terminadas en el piso que no supo de donde salieron! ¡dos uniformes tirados!
-¿dónde chingados están Andrés y Eustoquio?
¡los tres escoltas se miraban entre sí!
-¡no sabemos serenísima!
-¡pinches briagos!… ¡volvió a patearlos y al ayudarles a ponerse de pie… los volvía a empujar!
¡así desconcertados los tres escoltas detrás del general partieron hacia el camino real…! ¡con una fuerte resaca…!
¡Iturbide estaba colérico por la acción!
… la mañana fría de San Juan del Río, era el escenario idóneo de cualquier ejército: ¡agua fresca y cristalina! ¡oro en el río!… ¡descanso…!
¡los que no dejaban de preocuparse eran los tres escoltas de Iturbide!¡se frotaban sus manos y trataban de comprender!
¡al dejar atrás el camino! se alcanzaba a distinguir dos pequeñas cruces hechizas a lo lejos del monte, en donde les dieron a sus compañeros de guardia…
… cristiana sepultura!
Continuará…