BUENAS NOTICIAS
Tengo el enorme gusto de haber terminado el Curso de Método de Aplicación Mental, con el gran Maestro Rafael Flores y hoy con mucho cariño les comparto, una pequeña parte de la Tesina que presenté. La armonía es el principio fundamental que hace que las facultades mentales actúen en concordancia con el bien. Amor es la aplicación del bien y la armonía es el resultante de la aplicación del bien. Cuando estas en armonía aplicas el bien, por lo tanto amas. Armonía es el equilibrio del estado mental individual. La armonía es un estado mental armonioso derivado de pensar el bien. Y más específicamente de pensar bien de ti mismo y de los demás. El cielo es un estado mental armonioso. Tanto el cielo como el infierno son estados mentales. El cielo significa la armonía. Esfuérzate y utiliza tu inteligencia, es decir razona sobre correctas para que tengas tu armonía mental perfecta. El amor y la armonía son dos principios básicos indispensables, que van juntos, porque se retroalimenta el uno del otro. Todo el universo está en armonía, menos los seres humanos. Los animales, las plantas, los astros están en armonía, y el ser, que puede pensar y entender, el ser más inteligente, está fuera de armonía, porque puede pensar y elegir lo que piensa y, como usa su libre albedrio, se atreve a pensar el mal y así se sale de su armonía natural; debes mantener tu armonía por medio de tu pensamiento bueno. Donde hay armonía, hay belleza. Lo más valioso que podemos poseer es nuestra propia armonía, estar en armonía con todo es lo que es, sin importar que aún no sea lo que deseas. Y nunca deberías perder la armonía, ante ninguna circunstancia. CONFIANZA, CONVICCION Y CERTEZA conforman la triple “C” de la armonía. Deseo. Es el principio fundamental que activa el pensamiento. El deseo activa o motiva el pensamiento; es el comienzo del trabajo mental. El deseo es el paso inicial para lograr tus metas El deseo siempre es bueno, es rectificador, es positivo y superlativo. Hoy que saber definir nuestros deseos, razonarlos en el bien y sostenerlos. El deseo activa el pensamiento y el pensamiento activa la expresión. El todo poder del individuo está en el pensamiento y el deseo guía el pensamiento. El deseo no juzga, el pensamiento sí. El deseo debe estar en concordancia con el pensamiento. La mente o el deseo no juzgan, son puros. Lo que la gente llama “malos deseos” en realidad son “malos pensamientos” que le individuo genera, porque la vida es individual y tiene libertad para hacerlo. El deseo surge de tu substancia: de la verdad, de la maravillosa mentalidad buena y perfecta. El deseo activa la mentalidad para generar todo lo bueno de la vida. El deseo bueno, bien establecido, ya es parte importante del logro de la meta particular. Estimular el buen deseo, es fundamental. ¿Es amoroso? ¿Es armonioso? ¿Lo deseo? Cuando tengas un deseo, acompañado de armonía perfecta con todo lo que eres, con todo lo es y tus resultados serán siempre buenos en tiempo y forma. La armonía lleva implícita la sincronía, por eso todo se manifiesta en forma perfecta. Un fundamento significa una base o apoyo. Estos principios deben entenderse y usarse para así fundamentar tu raciocinio. Es el principio fundamental que hace que mis facultades y habilidades funcionen en concordancia con el bien, el amor. Paz y tranquilidad son sinónimos de armonía y es el estado natural, normal, real de la mentalidad. La armonía es indispensable en el proceso ternario mental, cuando la mentalidad funciona en posición de causa. La armonía es el principio derivado por pensar y sentir del bien, que a su vez activa el bienestar, paz y tranquilidad. Así se describe en los principios de la verdad que debemos tener como bases para razonar. En un sentido general, la armonía se ha definido como: “Conveniente proporción y correspondencia de unas cosas con otras” “Arreglo o disposición conveniente, ordenado o agradable de partes; congruencia”. “Concordia, unidad, paz, tranquilidad, amistad, entendimiento”. “Adaptación de partes entre sí, en cualquier sistema o composición de cosas destinado a formar un total coordinado”. Estas definiciones aunque ciertas, son un tanto imprecisas, debido a que principalmente definen el estado en su efecto, más que como un estado mental causal. Aquí, de nuevo, se vuelve a ver la dificultad para describir exactamente las cosas más trascendentales del individuo, lo mental. La armonía es un estado puramente espiritual o mental superior. El estado mental de armonía, es reconocer como única realidad o consecuencia de la vida, al bien. Estar en armonía, es estar en el bien. La única actividad de la mente es pensar y su resultado es el pensamiento, que es energía. La mentalidad graba, esculpe o imprime mediante el pensamiento, sus convicciones mentales, en el cuerpo y en sus experiencias. La maravillosa causa mental se manifiesta solo mediante el pensamiento. Cuando el individuo sostiene un pensamiento lo suficiente como para sentir algo acerca de ello, llega a la conclusión y ésta se graba o imprime en el cuerpo o en la experiencia. “Estamos causando lo que estamos pensando y sintiendo”. La acción de causar es incesante, como lo es tu pensar, por eso mantén tu pensamiento del bien y en el bien en todo momento, para que causes todo lo bueno que quieres para ti siempre. No nos conviene permitir ser impresionados por cualquier apariencia equivocada, y menos aún tomarla como si fuera real. Tenemos absoluto control de nuestro cuerpo por medio del pensamiento. El cuerpo manifestará salud, si el pensamiento que llega a conclusión es saludable. De igual manera, manifestará enfermedad, si el pensamiento enfermizo de creencia o temor llega a la conclusión. Sugerencias para vivir en armonía. Abandonar cuanto antes la postura de victima…salir del “pobre de mi.” Dejar de lado los caprichos. Abandonar la costumbre de quejarse y criticar Dejar de ver y hablar del lado oscuro de la vida, como si fuese la única realidad. Aprender a aceptar con amor las cosas que no podemos cambiar. Tener pensamientos positivos y sentimientos nobles. Dejar de vivir rememorando el pasado. Aprender a perdonarse y perdonar. Vivir en el presente. Ser auténticamente uno mismo en todo momento. No vivir para el futuro. No vivir solo para sí mismo, no vivir totalmente para los demás, cuando estos pueden valerse de si mismos. Tener confianza en sí mismo y en el proceso de la vida (fe) Aprender a estar en armonía con uno mismo. Disfrutar del silencio y de los momentos de soledad. Tomarse tiempo para descansar, recrearse, relajarse y meditar. No ser posesivo ni dominante. No pretender cambiar a los demás. No preocuparse… ¡ocuparse! Vivir desde lo esencial. Ser sincero consigo mismo y no negociar con nuestra problemática. No culpar a los demás por todo lo que nos pasa y asumir la propia responsabilidad. Saber reconocer los propios errores y defectos. Trabajar interiormente para auto superarse. No sentirse superior ni inferior a nadie. No compararse con los demás. Trabajar para liberarse de culpas, miedos y apegos. Aceptarse tal como uno es. Tratar de no crearse necesidades no necesarias. No vivir compitiendo. No contar nuestros problemas y desgracias para provocar lastima en los demás. No buscar ser el centro de atención y hablar lo menos posible de si mismo. Hablar poco, practicar el silencio y aprender a escuchar. No invadir la intimidad de los otros, crearse la propia y cuidar que no la invadan. Amarse a sí mismo tal como uno es. Aprender a diferenciar entre lo que nos gusta…y lo que nos conviene. No juzgar a los demás. Equilibrar las emociones. No esperar a que cambien los demás para cambiar uno, las cosas, situaciones o actitudes que deba cambiar. No dirigir la vida de los demás o pretender que sean felices a nuestra forma. No dar la información que la otra no está dispuesto a recibir. No ser portador de chismes y malas noticias. No cargar al otro con nuestras penas y problemas. Cambiar la queja por el agradecimiento a la vida. Ser portador de alegría y buenas nuevas. No actuar por impulso y aprender a reflexionar sobre todo lo que nos pasa. No poner la atención en lo que nos hace daño, sino en lo que nos beneficia. No buscar la aprobación de los demás para sentirnos bien. Averiguar que queremos de la vida y apuntar hacia esa mata sin aflojar. Más que perseguir a los demás para hacer justicia, tratar de ser justo uno No sembrar discordia en el corazón ajeno, no admitirla en el propio. No dirigir y mantener el pensamiento, en aquellos recuerdos que exacerban el odio y el resentimiento, sino en los que nos ayudan a salir de ellos. No discutas por imponer tus ideas… ¡vívelas tú! …