ENERGÍA Y MEDIO AMBIENTE
Certificación de Bajas Emisiones de Carbono
Sin duda alguna México debe avanzar con mayor decisión, al igual que Querétaro en la reducción de emisiones de CO2, pues de acuerdo a los resultados de los últimos inventarios, el nacional y el estatal, no se observa que hayamos logrado una reducción, por el contario, se elevaron.
Pero también es cierto que las políticas que se vienen implementado en razón de los programas de cambio climático, han puesto el énfasis en las medidas de adaptación, más que en aquellas de mitigación que inciden la reducción de emisiones.
Hace un par de semanas he platicado con varias personas relacionadas con este tema, a quienes les he preguntado sobre cuál sería el mínimo de emisiones y qué medidas se tomarían cuando se excede de dicho parámetro de base. A saber, en México, y por supuesto en Querétaro, no hay disposiciones reglamentadas o de política pública que establezca dicha métrica de fijar un mínimo, no obstante, ello se podría calcular sobre la base de:
*Por un lado, tomando como referencia comparativa internacional, a otros países o como en el caso de la Comunidad Económica Europea;
*Y sobre todo, basar la estimación conforme a las emisiones de CO2 per cápita (del país y del Estado) de acuerdo a los inventarios recientes respectivos y restarles el 30%, que es la meta comprometida por México de reducción de CO2 en el corto plazo. Luego hay que pasar a considerar el tamaño de cada unidad de negocio, es decir, micro, pequeñas, medianas y grandes, pero el asunto no termina ahí, ya que debemos tomar los distintos sectores económicos y finalmente, determinar si son rurales o urbanos.
Bajo esta perspectiva, entonces si podríamos hablar de un modelo de bajas emisiones de carbono BEC. Por otra parte, ¿cómo? podríamos estimular a los negocios a adoptar este modelo Bajas Emisiones de Carbono.
Pues bien, digamos en primer lugar, que las prácticas de certificación verde han venido contribuyendo a la competitividad, a informar al consumidor para ganar su preferencia y en algunos casos a obtener beneficios fiscales. Pero también, hay que considerar, que quien no asuma una corresponsabilidad climática y siga emitiendo CO2 más allá del mínimo que se fije, debería entonces pagar una compensación, más no un impuesto que es cosa distinta.
En el caso de Querétaro, desde hace varios años impulsamos un esquema de corresponsabilidad al amparo de un Programa de la Huella de Carbono (que ahora ha cambiado de nombre), de tal manera que todos los que tenemos autos o camiones, pagamos cada año una fracción pequeña que se va al Fondo Ambiental del gobierno del Estado para su inversión en proyectos ambientales. Así Querétaro es pionero y ejemplo a nivel nacional en corresponsabilidad climática.
Pero ahora, tendríamos la oportunidad de innovar un esquema de certificación de bajas emisiones de carbono y con ello, impulsar la economía local favoreciendo sobre todo a las micro, pequeñas y medianas empresas que son las que abundan el espectro económico del estado y las que proveen de mayores empleos.
En este sentido, tomando en cuenta que la reciente ley estatal de cambio climático ya prevé el mecanismo de certificación, lo que faltaría es completar el procedimiento y protocolo de certificación sea ésta a manos del estado o de terceros organismos. La Secretaria de Desarrollo Sustentable del Gobierno del Estado es la instancia institucional idónea que le correspondería impulsar como primer paso, la certificación climática, para enseguida desdoblar el mecanismo de un mercado voluntario estatal de bonos de carbono, con lo cual se detona en el sector rural, ingresos para los dueños de bosques que brindan éste servicio ambiental de captura de CO2.
No podemos seguir en la actitud de que el destino nos alcance, por el contario hay que proponer iniciativas, desarrollarlas y multiplicarlas.
¡Por una Economía de Bajas Emisiones de Carbono!